sábado, 8 de febrero de 2020

"Birds in the night" (de "Desolación de la Quimera")



"Birds in the night"


El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida
En esa casa de 8 Great College Street, Camden Town, Londres,
Adonde en una habitación Rimbaud y Verlaine, rara pareja,
Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron,
Durante algunas breves semanas tormentosas.                                   5
Al acto inaugural asistieron sin duda embajador y alcalde,
Todos aquellos que fueran enemigos de Verlaine y Rimbaud cuando vivían.

Con la tristeza sórdida que va con lo que es pobre,
No la tristeza funeral de lo que es rico sin espíritu.
Cuando la tarde cae, como en el tiempo de ellos,                              10
Sobre su acera, húmedo y gris el aire, un organillo
Suena, y los vecinos, de vuelta del trabajo,
Bailan unos, los jóvenes, los otros van a la taberna.

Corta fue la amistad singular de Verlaine el borracho
Y de Rimbaud el golfo, querellándose largamente.                             15
Mas podemos pensar que acaso un buen instante
Hubo para los dos, al menos si recordaba cada uno
Que dejaron atrás la madre inaguantable y la aburrida esposa.
Pero la libertad no es de este mundo, y los libertos,
En ruptura con todo, tuvieron que pagarla a precio alto.                    20

Sí, estuvieron ahí, la lápida lo dice, tras el muro,
Presos de su destino: la amistad imposible, la amargura
De la separación, el escándalo luego; y para éste
El proceso, la cárcel por dos años, gracias a sus costumbres
Que sociedad y ley condenan, hoy al menos; para aquél a solas        25
Errar desde un rincón a otro de la tierra,
Huyendo a nuestro mundo y su progreso renombrado.


El silencio del uno y la locuacidad banal del otro
Se compensaron. Rimbaud rechazó la mano que oprimía
Su vida; Verlaine la besa, aceptando su castigo.                              30
Uno arrastra en el cinto el oro que ha ganado; el otro
Lo malgasta en ajenjo y mujerzuelas. Pero ambos
En entredicho siempre de las autoridades, de la gente
Que con trabajo ajeno se enriquece y triunfa.

Entonces hasta la negra prostituta tenía derecho de insultarlos;        35
Hoy, como el tiempo ha pasado, como pasa en el mundo,
Vida al margen de todo, sodomía, borrachera, versos escarnecidos,
Ya no importan en ellos, y Francia usa de ambos nombres y ambas obras
Para mayor gloria de Francia y su arte lógico.


Sus actos y sus pasos se investigan, dando al público                       40
Detalles íntimos de sus vidas. Nadie se asusta ahora, ni protesta.
“¿Verlaine? Vaya, amigo mío, un sátiro, un verdadero sátiro.
Cuando de la mujer se trata; bien normal era el hombre,
Igual que usted y que yo. ¿Rimbaud? Católico sincero, como está demostrado”.
Y se recitan trozos del “Barco Ebrio” y del soneto a las “Vocales”.       45
Mas de Verlaine no se recita nada, porque no está de moda
Como el otro, del que se lanzan textos falsos en edición de lujo;
Poetas mozos de todos los países hablan mucho de él en sus provincias.

¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos?
Ojalá nada oigan: ha de ser un alivio ese silencio interminable           50
Para aquellos que vivieron por la palabra y murieron por ella,
Como Rimbaud y Verlaine. Pero el silencio allá no evita
Acá la farsa elogiosa repugnante. Alguna vez deseó uno
Que la humanidad tuviese una sola cabeza, para así cortársela.
Tal vez exageraba: si fuera sólo una cucaracha, y aplastarla.             55




Para entender el poema es necesario conocer la relación que existió entre Verlaine y Rimbaud, poetas malditos del siglo XIX. El primero era uno de los maestros del simbolismo francés, y estaba felizmente casado cuando Rimbaud, un joven poeta diez años más joven que él, se dirigió a Verlaine en busca de consejos y guía literaria. Los dos acabarán haciéndose amantes; Verlaine abandona a su mujer y huyen juntos a Londres donde convivieron durante unos meses, en una relación muy conflictiva que acabará con los disparos de Verlaine sobre su amante. Esta escandalosa relación amorosa provocó el juicio posterior que acabó con Verlaine en la cárcel. La homosexualidad (la sodomía, como se conocía en aquella época), estaba castigada por la ley (y lo seguía estando en la época en que Cernuda escribe este poema, 1956). Cernuda escribe este poema ante la noticia de que van a colocar una placa en Londres en homenaje a la estancia de los dos inmortales poetas en la capital británica.


El nombre del poema está tomado de uno de Verlaine con el mismo título, escrito precisamente durante sus meses en Inglaterra. En el caso de este poema, esos Birds in the night son los dos poetas malditos, representados como aves nocturnas. Cernuda escribe ocho estrofas en su mayoría de siete versos cada una (salvo la 6ª, de cinco versos, y la 7ª, de nueve), en donde no existe ninguna regularidad métrica y abunda el versículo. 
La primera estrofa establece el marco en el que se desarrolla el poema; se trata de un fragmento narrativo. El gobierno va a colocar una placa conmemorativa en la calle donde residieron los dos poetas, donde “Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron” (v. 4). Al acto acudirán las personalidades que fueron enemigos de los dos poetas cuando estaban vivos (vv. 6-7). En esta aclaración final está la clave del poema, que lo relaciona con otro de Cernuda, “Góngora” (que ya hemos comentado anteriormente). Cernuda denuncia con ello la hipocresía de la sociedad, que alaba al artista sin en realidad apreciar su arte, que acepta años después su obra cuando en vida fue censurado y perseguido. Cernuda se introduce así a él mismo en la tradición de "escritores malditos" que viven al margen de la sociedad, y en mucho aspectos así fue. 

En la segunda estrofa, describe Cernuda la casa, en medio de un barrio triste y pobre, donde los vecinos (al igual que en tiempos de Rimbaud y Verlaine), al volver del trabajo se detenían en la taberna a tomar una cerveza o a escuchar a los músicos callejeros. 

Las tres estrofas siguientes (3ª, 4ª y 5ª) describen de manera impresionista la relación entre los dos poetas, que fue muy conflictiva y violenta, aunque con ella consiguieron la libertad de dejar atrás a la esposa (Verlaine) y a la madre dominante (Rimbaud); pero la libertad no se consigue sin tener que pagar un alto precio por ella [estrofa 3ª]. Así, para el primero (Verlaine), la prisión "gracias a sus costumbres / que sociedad y ley condenan, hoy al menos" (vv. 25-26), en clara referencia a la homosexualidad, delito vigente en Inglaterra por entonces. Para el otro (Rimbaud), la vida errante que vivió después de aquello, alejado de Europa y sin compañía [estrofa 4ª]. En esto último puede verse además un reflejo del propio Cernuda (recuérdese el poema "Peregrino" de este mismo poemario). La estrofa 5ª analiza la diferencia de carácter de los dos; frente al silencio de Verlaine, la locuacidad de Rimbaud; mientras uno rechaza el brazo firme de la ley y las buenas costumbres (se va de Francia y solo volverá para morir), el otro lo acepta y paga con la cárcel su culpa; uno ahorra dinero (Verlaine) y el otro lo malgasta en alcohol y mujeres (Rimbaud). Pero en ambos casos, la sociedad rechaza el escándalo de sus vidas. 

Las dos estrofas siguientes (6ª y 7ª) confrontan el cambio experimentado por ambas figuras y la reacción actual a su leyenda. Entonces "hasta la negra prostituta" tenía derecho a insultarlos (se encontraban proscritos, en lo más bajo de la sociedad), pero ahora, todo ese pasado escandaloso parece olvidado, y sus nombres son usados "para mayor gloria de Francia y su arte lógico" (v. 39) [estrofa 6ª]. Sus vidas son objeto de estudio, y todas sus intimidades se hacen públicas, e incluso se reescribe la historia para resaltar unos episodios por encima de otros: de Verlaine, su hombría ("un sátiro, un verdadero sátiro / cuando de la mujer se trata", vv. 42-43); de Rimbaud, su catolicismo, que siempre rechazó y del que renegó. Y como muestra del interés por ellos, se recitan fragmentos de poemas de Rimbaud ("Barco ebrio", "Las vocales"), aunque de Verlaine no se recita nada porque no está tan de moda como el otro, enfant terrible y modelo de imitación de tantos jóvenes poetas de provincias [estrofa 7ª]. Aquí el ataque de Cernuda, cargado de ironía, se dirige al uso oportunista de los poemas de Rimbaud por parte de la sociedad, mientras que los de su amigo no son recordados por nadie; también hay desprecio por esos "poetas jóvenes" que se creen nuevos Rimbaud, dispuestos a comerse el mundo desde sus pequeñas capitales de provincia. 

La última estrofa es una de las más crudas de Cernuda. El poeta se pregunta si los muertos pueden oír cuanto decimos de ellos. Él espera que no sea así y que puedan disfrutar de un silencio infinito para que aquellos que vivieron por la palabra (los escritores) no escuchen las insensateces que sobre ellos se comentan. La opinión de Cernuda sobre el acto de homenaje a Verlaine y Rimbaud es muy explícito: una "farsa elogiosa repugnante" (v. 53). La estupidez humana es tan grande que el poeta comparte el deseo de que la humanidad tuviera una sola cabeza para cortársela de cuajo de una vez; en una progresión hiperbólica, Cernuda matiza que bastaría que la humanidad fuera una cucaracha (degradación aún mayor) y aplastarla. Final lapidario, cortante, que algunos críticos han reconocido como característico de la etapa final de Cernuda, mucho más directa y prosaica en su lenguaje.    

"Pregunta vieja, vieja respuesta" (de "Desolación de la Quimera")



"Pregunta vieja, vieja respuesta"

¿Adónde va el amor cuando se olvida?
No aquel a quien hicieras la pregunta
      Es quien hoy te responde.


Es otro, al que unos años más de vida
Le dieron la ocasión, que no tuviste,                    5
      De hallar una respuesta.


Los juguetes del niño que ya es hombre,
¿Adónde fueron, di? Tú lo sabías,
      Bien pudiste saberlo.


Nada queda de ellos: sus ruinas                          10
Informes e incoloras, entre el polvo,
      El tiempo se ha llevado.


El hombre que envejece, halla en su mente,
En su deseo, vacíos, sin encanto,
      Dónde van los amores.                                 15


Mas si muere el amor, no queda libre
El hombre del amor: queda su sombra,
      Queda en pie la lujuria.


¿Adónde va el amor cuando se olvida?
No aquel a quien hicieras la pregunta                  20
      Es quien hoy te responde.



Desolación de la Quimera es un poemario que resume y concreta muchos de los temas y motivos de la poesía de Cernuda, y en ocasiones, establece un diálogo con otros libros del autor. Este poema es uno de los que claramente están inspirados en Donde habite el olvido y en la reflexión sobre el fin del amor (que se relaciona con el poema XII de aquel libro, como señala Luis Antonio de Villena).

Se vale para ello de siete estrofas de tres versos cada una, siendo los dos primeros endecasílabos y el tercero, quebrado, heptasílabo. Este procedimiento era habitual en Bécquer (el uso de una estrofa con un verso final más breve que los demás), y no es casual que Cernuda lo utilice aquí, al tratarse de un poema conectado con Donde habite el olvido (pues recordemos que Bécquer era el más directo inspirador de aquel poemario).

Al igual que ocurría con el poema del que parece eco (el XII), este posee estructura circular, pues se inicia y concluye con la misma estrofa para subrayar de forma rotunda su respuesta. El poeta dirige la pregunta retórica hacia sí mismo, y la persona que le responde no es la misma a quien se la formuló entonces, pues el tiempo ha pasado. Quien responde es otro, al que los años transcurridos, le han permitido hallar la respuesta (estrofa 2ª). 

Introduce aquí el poeta una comparación con los juguetes de un niño (estrofas 3ª y 4ª), que le permite reconocer que corren la misma suerte que el amor: se convierten en ruinas cubiertas de polvo. Del mismo modo el anciano, al envejecer, ve claramente dónde acaban esos amores vacíos (5ª estrofa). 

La estrofa sexta introduce una consecuencia de todo ello: la muerte del amor no significa que el hombre quede libre y tranquilo, pues la sombra del amor ("la lujuria") permanece, asegurando con esto que el hombre no encuentre la paz, pues aunque el amor haya desaparecido, queda el resquemor del deseo, que no se materializará en nada. 

La estrofa final, repetición de la primera a modo de estribillo, subraya el patetismo de la respuesta. 

"Precio de un cuerpo" (de "Con las hora contadas")


"Precio de un cuerpo"


Cuando algún cuerpo hermoso, 
Como el tuyo, nos lleva 
Tras de sí, él mismo no comprende,  
Sólo el amante y el amor lo saben.  
(Amor, terror de soledad humana.)             5

Esta humillante servidumbre, 
Necesidad de gastar la ternura 
En un ser que llenamos 
Con nuestro pensamiento, 
Vivo de nuestra vida.                                 10

Él da el motivo, 
Lo diste tú; porque tú existes 
Afuera como sombra de algo, 
Una sombra perfecta 
De aquel afán, que es del amante, mío.       15

Si yo te hablase 
Cómo el amor depara 
Su razón al vivir y su locura, 
Tú no comprenderías. 
Por eso nada digo.                                     20

La hermosura, inconsciente 
De su propia celada, cobró la presa 
Y sigue. Así, por cada instante 
De goce, el precio está pagado: 
Este infierno de angustia y de deseo.          25

Este poema es el número XIV dentro de la colección Poemas para un cuerpo (ver la entrada anterior para comprender el significado de este breve poemario), y se divide en cinco estrofas de cinco versos cada una, que presentan irregularidad en su métrica (versos de 5, 7, 9 y 11 sílabas), con un claro ritmo endecasilábico. 

Al igual que ocurría en el poema anterior, el "tú" al que se dirige el poeta es el amado y no él mismo, como hemos visto en su poesía de madurez desde Como quien espera el alba.

El poema arranca con la extrañeza que provoca en el amado el hecho de que su cuerpo pueda causar la atracción de los demás, sentimiento que solo comprenden el amante y el amor mismo. Cernuda introduce entonces un breve comentario entre paréntesis ("Amor, terror de soledad humana") que contiene una definición del amor, entendido como horror a sentirse solo, visión comprensible especialmente en un hombre cercano a la vejez como él.

Cernuda considera que ese amor hacia un cuerpo es una "humillante servidumbre", pues nos obliga a dedicar nuestra ternura a "un ser que llenamos  / con nuestro pensamiento", proceso que se interpreta de dos maneras: por un lado, al no ser un amor correspondido, somos nosotros solos los que debemos mantener ese amor vivo; por otro lado, al ser un amor idealizado, basado en la contemplación del cuerpo, la parte intelectual, "el pensamiento" debe ser suplida de algún modo. 

En la siguiente estrofa Cernuda lo precisa aún más: el motivo de ese amor lo da el cuerpo, que existe "afuera como sombra de algo" (manifestación externa y física de ese deseo, ese afán que mueve al poeta) y que es su razón de ser (también el poema anterior, "Sombra de mí", insistía en esta idea).

En la cuarta estrofa Cernuda confiesa la imposibilidad de manifestar claramente sus sentimientos a su amado ("Si yo te hablase / Cómo el amor depara / Su razón al vivir y su locura") pues él nada entendería; por ese motivo, el poeta prefiere callar. 

Sin saber la fuerza que ejerce su belleza sobre los demás, atrapándolos en el lazo del amor (el tópico del amor como caza -venatus amorises una recurso que tiene una larga tradición), el cuerpo sigue adelante, y por cada instante de goce que concede al amante (su contemplación, su compañía, incluso la posibilidad de tocarlo), el poeta debe pagar su precio: el "infierno de angustia y de deseo" en el que habita, pues se trata de un placer inalcanzable que nunca podrá gozar. El título del poema pues se refiere al sufrimiento que acompaña siempre al hecho de enamorarse de alguien que no nos corresponde. 

"Sombra de mí" (de "Con las horas contadas")


"Sombra de mí"

Bien sé yo que esta imagen
Fija siempre en la mente
No eres tú, sino sombra
Del amor que en mí existe
Antes que el tiempo acabe.                            5


Mi amor así visible me pareces,
Por mí dotado de esa gracia misma
Que me hace sufrir, llorar, desesperarme
De todo a veces, mientras otras
Me levanta hasta el cielo en nuestra vida,       10
Sintiendo las dulzuras que se guardan
Sólo a los elegidos tras el mundo.


y aunque conozco eso, luego pienso
Que sin ti, sin el raro
Pretexto que me diste,                                  15
Mi amor, que afuera está con su ternura,
Allá dentro de mí hoy seguiría
Dormido todavía y a la espera
De alguien que, a su llamada,
Le hiciera al fin latir gozosamente.                 20


Entonces te doy gracias y te digo:
Para esto vine al mundo, y a esperarte;
Para vivir por ti, como tú vives
Por mí, aunque no lo sepas,
Por este amor tan hondo que te tengo.          25



La última sección de Con las horas contadas constituye un breve poemario por sí solo, titulado Poemas para un cuerpo. Son dieciséis poemas que Cernuda escribió a lo largo de un período de varios años y que fueron el resultado de su relación con Salvador Alighieri, un joven culturista mexicano veintiocho años más joven que el poeta, y que sería el último amor de su vida. Cernuda publicó la colección como libro independiente en España en 1957 en Málaga (fue el primer poemario que vio la luz en su tierra natal desde la Guerra Civil) y posteriormente lo integraría dentro de Con las horas contadas. En poema que nos ocupa es el número IV dentro de la serie.

Tal y como analiza Antonio Rivero Taravillo en el capítulo dedicado al idilio en el segundo volumen de su monumental biografía de Cernuda ("Un cuerpo llamado Salvador", Luis Cernuda. Años de exilio (1938-1963), pp. 239-248), parece ser que la relación se mantuvo en un plano estrictamente platónico. Cernuda lo conoció en un gimnasio que ambos frecuentaban; el joven era campeón de culturismo y es evidente que la atracción de Cernuda se basaba únicamente en el plano físico; muy pronto intimó con el muchacho que había salido en su defensa varias veces en el gimnasio por su condición de extranjero. Quizás la relación no fuera tan inocente como el culturista, ya anciano, explica en las páginas de la biografía y en diversas entrevistas que se publicaron cuando se hizo pública su identidad; pero lo que es innegable es que fue una relación desequilibrada, donde Salvador fue el amado y Cernuda el amante, y que el poeta tal vez nunca le manifestara abiertamente sus sentimientos y la importancia de su relación. 

Este poema ahonda precisamente en este sentimiento. Se divide en cuatro estrofas de extensión desigual (5 versos, 7 versos, 8 versos y 5 versos), que adquiere cierta apariencia simétrica (las dos estrofas de 5 versos al principio y al final y las de 7 y 8, en la parte central). Las dos estrofas extremas son además las más regulares: la primera se compone de versos heptasílabos, y la última, de endecasílabos. Las otras dos estrofas combinan versos de 7, 9 y 11 sílabas libres (ritmo endecasilábico). 

En esa primera estrofa introductoria está la clave del título del poema. Cernuda se dirige a un "tú" (que no es él mismo, sino el amado), para confesarle que esa imagen que tiene de él no es más que una sombra del amor que el poeta siente. Es decir, su amor es la proyección de las fantasías y el deseo de Cernuda, que busca ese objeto amoroso "antes que el tiempo acabe" (es decir, antes de que acabe su vida). Esa "Sombra de mí" del título juega además con la ambigüedad de que el amado sea sombra de él mismo (por ser un hombre también y tratarse de un reflejo de su propia identidad, algo que ya vimos en la etapa inicial de Cernuda con el mito de Narciso), al tiempo que introduce la idea de que no se trata más que de un sueño, una ilusión pues no se trata de un amor correspondido.

Ese cuerpo se convierte así en "amor visible" (en la medida que no es imaginado), y el poeta describe en la segunda estrofa los sentimientos que le genera ese amor, que una veces se manifiesta en forma de sufrimiento, llanto y celos, y otras, como la elevación y la euforia que concede el enamoramiento, que disfrutan solo "los elegidos" (aquellos que están enamorados). 

En la tercera estrofa el poeta, consciente de la suerte que tiene por estar enamorado, reflexiona que si no hubiera encontrado a su amado, ese amor que tenía en su interior aguardando a que llegara alguien para manifestarse continuaría escondido, a la espera de ser despertado. 

Concluye por ello dándole las gracias, y con tres versos rotundos donde manifiesta de forma hiperbólica la importancia de ese amor (la influencia del romanticismo es clara en ellos): el poeta vino al mundo para esperar a su amado, para vivir por él, del mismo modo que el amado vive por el poeta, aunque lo desconozca, pues el amor que Cernuda siente por él es tan grande que da sentido a la existencia del otro, aunque ese amor no sea recíproco. Se cierra pues con un canto al amor exaltado que recuerda al espíritu de su otro gran poemario amoroso, Los placeres prohibidos (recuérdense poemas como "Si un hombre pudiera decir" o "Te quiero").

viernes, 7 de febrero de 2020

"Peregrino" (de "Desolación de la Quimera")


"Peregrino"

¿Volver? Vuelva el que tenga, 
Tras largos años, tras un largo viaje, 
Cansancio del camino y la codicia 
De su tierra, su casa, sus amigos, 
Del amor que al regreso fiel le espere.            5

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas, 
Sino seguir libre adelante, 
Disponible por siempre, mozo o viejo, 
Sin hijo que te busque, como a Ulises, 
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.            10

Sigue, sigue adelante y no regreses, 
Fiel hasta el fin del camino y tu vida, 
No eches de menos un destino más fácil, 
Tus pies sobre la tierra antes no hollada, 
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.            15



Uno de los más bellos poemas de la etapa final de Cernuda que resume su compromiso ético y la aceptación de su destino errante. Con ecos de Kavafis (piénsese en el famoso poema "Ítaca"), Cernuda da una interpretación distinta al tema del viaje y al retorno a la patria de Ulises.

Dividido en tres estrofas de cinco versos cada uno con predominio de los versos endecasílabos (hay algunas excepciones, como el v.1, heptasílabo, o el v. 7, eneasílabo), el poema está compuesto de versos libres sin rima. Hay una clara estructura simétrica entre la primera y la segunda estrofa, que se abren ambas con la misma pregunta retórica, para corresponder la tercera a la recomendación final que el poema se dirige a sí mismo.

La pregunta hace referencia, como es lógico, a la vuelta a la patria. Cernuda responde en la primera estrofa que ese retorno solo se entiende en aquel que esté cansado del largo viaje y que tenga ganas de regresar a su país, a su casa, a sus amigos y a su pareja. Dicha respuesta provoca la inevitable interrogación hacia sí mismo, que se abre con un claro "Mas" adversativo que desde el principio marca la oposición: él no tiene nada de lo que ha señalado en la primera estrofa. Aquí se vale del mito de la Odisea y el retorno de Ulises a su país para subrayar las diferencias con su caso. No tiene un hijo (Telémaco) que lo esté buscando por el Mediterráneo, ni un reino esperándolo (Ítaca) ni una esposa fiel (Penélope).Él seguirá adelante en su viaje, sea joven o viejo, siempre disponible. Como nos recuerda Juan Antonio Cardete, es la única vez que Cernuda usa esta palabra en su poesía ("disponible"), a la que haremos referencia más tarde.

Concluye Cernuda con la recomendación a seguir adelante y no regresar, siendo fiel a su compromiso y a su decisión de no volver a su tierra. El "destino más fácil" hace referencia a que si Cernuda claudicase y volviera a España, aceptando con ello cierta censura y la evitación de algunos temas, podría llevar una vida mucho más estable y segura que la que tiene en México. Sin embargo, "fiel hasta el fin", no le quedará otro destino que continuar su camino, representado en esos dos versos finales, paralelísticos, donde se presenta una tierra antes no pisada y un paisaje nunca visto: "Tus pies sobre la tierra antes no hollada,  / Tus ojos frente a lo antes nunca visto" (vv.14-15).

La disponibilidad de la que hablábamos en el v. 8 remite a la condición de rebelde de Cernuda. Este poema, como también ha señalado Luis Antonio de Villena, explica muy bien la actitud del poeta ante la vida. El poeta es un perpetuo exiliado, y cualquier lugar del mundo es destierro de la realidad que desea (inalcanzable), de ahí que el exilio sea un símbolo de su propia vida, en perpetua búsqueda de un sueño imposible. De nuevo las raíces románticas están de fondo en esta concepción de la existencia como un interminable viaje hacia lo que deseamos, seamos "mozo o viejo", pues dicha búsqueda se mantiene siempre y solo puede finalizar con la muerte, "hasta el fin del camino y tu vida"

"Otra fecha" (de "Con las horas contadas")


Aires claros, nopal y palma, 
En los alrededores, saben, 
Si no igual, casi igual a como 
La tierra tuya aquella antes.

También tú igual me pareces,            5
O casi igual, al que antes eras: 
En él casi sólo consiste,
De ayer a hoy, la diferencia.


En tu hoy más que precario
Nada anterior echas de menos,         10

Porque lo ido está bien ido, 
Como lo muerto está bien muerto.

El futuro, a pesar de todo,
Usa un señuelo que te engaña: 

El sí y el no de azar no usado,           15
El no sé qué donde algo aguarda.


Tú lo sabes, aunque tan tibio
Es tu vivir entre la gente,
Pues si nada crees, aun queriendo, 

Aun sin querer crees a veces.            20

Este poema, escrito en México, parte de la reflexión sobre el parecido del paisaje del país americano con el de su Andalucía natal para centrarse en el paso del tiempo y los cambios que le trae su nueva vida en un nuevo país. 

Se compone de cinco estrofas de cuatro versos eneasílabos con rima asonante en los versos pares; es una adaptación de la copla de arte menor, estrofa utilizada por Cernuda quizás porque su contenido lo acerca a España. 

En la primera estrofa, una estructura trimembre ("Aires claros, nopal y palma", v. 1) describe el paisaje que Cernuda descubre a su alrededor, que le hace pensar en el de su tierra. El nopal, (la chumbera andaluza), es el nombre original de esa planta oriunda de México que se ha convertido en habitual también en Andalucía. 

El parecido que Cernuda reconoce en el paisaje le hace reflexionar que también él mismo le parece "casi igual" (v. 6) a como era entonces, siendo la única diferencia ese "casi" que introduce el matiz del paso del tiempo (segunda estrofa).

Pero a pesar de su situación precaria (Cernuda se traslada a México tras abandonar un trabajo estable en Estados Unidos y sin un porvenir claro en el sur), no echa de menos nada de su pasado español, y lo reafirma con dos versos rotundos: "Porque lo ido está bien ido,  / Como lo muerto está bien muerto" (vv. 11-12). EL futuro se presenta lleno de posibilidades; ese juego del "sí, no, no sé qué", simboliza las opciones aún no tomadas que le depara su nueva vida en México, todavía por escribir (estrofa cuarta).

El escéptico Cernuda, a pesar de la frialdad con la que acepta los planes de futuro, guarda en su interior un pequeño atisbo de esperanza, la creencia de que algo bueno está aún por llegar (estrofa quinta). 

La ultima estrofa resume a la perfección el estado de ánimo del poeta entonces, que se siente feliz en su nueva patria de adopción, México, aunque su vida sea inestable y esté llena de dificultades. Las expectativas son grandes y el poeta muestra confianza en el porvenir.

"Despedida" (de "Desolación de la Quimera")


"Despedida"

Muchachos

Que nunca fuisteis compañeros de mi vida,
Adiós.
Muchachos
Que no seréis nunca compañeros de mi vida,                                                 5
Adiós.

El tiempo de una vida nos separa
Infranqueable:
A un lado la juventud libre y risueña;
A otro la vejez humillante e inhóspita.                                                         10

De joven no sabía
Ver la hermosura, codiciarla, poseerla;
De viejo la he aprendido
y veo a la hermosura, mas la codicio inútilmente.

Mano de viejo mancha                                                                                15
El cuerpo juvenil si intenta acariciarlo.
Con solitaria dignidad el viejo debe
Pasar de largo junto a la tentación tardía.

Frescos y codiciables son los labios besados,
Labios nunca besados más codiciables y frescos aparecen.                            20
¿Qué remedio, amigos? ¿Qué remedio?
Bien lo sé: no lo hay.

Qué dulce hubiera sido
En vuestra compañía vivir un tiempo:
Bañarse juntos en aguas de una playa caliente,                                            25
Compartir bebida y alimento en una mesa.
Sonreír, conversar, pasearse
Mirando cerca, en vuestros ojos, esa luz y esa música.

Seguid, seguid así, tan descuidadamente,
Atrayendo al amor, atrayendo al deseo.                                                        30
No cuidéis de la herida que la hermosura vuestra y vuestra gracia abren
En este transeúnte inmune en apariencia a ellas.

Adiós, adiós, manojos de gracias y donaires.
Que yo pronto he de irme, confiado,
Adonde, anudado el roto hilo, diga y haga                                                    35
Lo que aquí falta, lo que a tiempo decir y hacer aquí no supe.

Adiós, adiós, compañeros imposibles.
Que ya tan sólo aprendo
A morir, deseando
Veros de nuevo, hermosos igualmente                                                         40
En alguna otra vida. 

Emotivo poema en el que Cernuda, presentida ya su muerte, se despide de los jóvenes, objeto de su deseo que queda ya fuera de su alcance. El poema se compone de 9 estrofas de extensión similar (entre 4 y 6 versos), de versos libres de distinta medida. 

En la primera estrofa presenta Cernuda el contenido del poema: se despide de los jóvenes que nunca fueron sus compañeros pero que tampoco lo serán en el futuro, marcando así desde el principio la separación que lo aísla de esos muchachos que tanto admira. Esta idea se acentúa en la segunda estrofa, donde explícitamente muestra que "el tiempo de una vida" (es decir, la edad que el poeta tiene, ya casi sesenta años) levanta un muro entre la juventud y la vejez, que se presentan de manera simétrica en los versos 9 y 10 con dos adjetivos cada una para subrayar esa diferencia: "la juventud libre y risueña, /[.] la vejez humillante e inhóspita".

La tercera estrofa ofrece una reflexión sobre el paso del tiempo que está inspirado en un poema de vejez de Yeats ("After long silence"), que también trata en sus últimos versos la contradicción de una juventud ignorante frente a una vejez de sabiduría que nada puede hacer ya con esa conocimiento sobre la belleza. Las dos estrofas siguientes (cuatro y cinco) desarrollan esta idea: la mano de un anciano no debe acercarse a un cuerpo joven, y aquel debe tener la dignidad de alejarse de la tentación (estrofa cuatro). Los labios besados despiertan el deseo de volver a besarlos, y acertadamente, Cernuda sostiene que mucho más atrayentes son los que nunca se han besado, ya que son la manifestación del deseo. Pero queda claro que al poeta no le queda más remedio que aceptar la imposibilidad de hacerlo (estrofa cinco), insistiendo en esa idea de que todo queda en mera contemplación.

En la sexta estrofa Cernuda se deja llevar por la ensoñación de suponer cómo habría podido ser compartir con ellos un tiempo; eso le habría permitido contemplar de cerca la energía y vitalidad de la juventud, ahora tan lejana para él. Solo le queda desearles que sigan siendo como son (estrofa séptima), provocando deseos a su alrededor aunque eso suponga el sufrimiento de alguien que como él contempla impotente ese fruto que ya no puede tocar. 

En las dos últimas estrofas hay ecos de la despedida de Cervantes en el "Prólogo" de su última obra, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, donde se despide así:

¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!


Cernuda glosa y cita las palabras del autor clásico en ambas estrofas. En la primera anuncia su muerte, con una bella imagen del "roto hilo" de las Parcas (el hilo de la vida, que las Parcas cortaban cuando llegaba el final de un hombre), que en la otra vida permanecerá "anudado" (es decir, recuperado con ello la conciencia). Eso le permitirá hacer y decir allá todo lo que en vida no pudo. Concluye con la recomendación final de Cervantes (estrofa novena) donde al deseo de volver a verlos en la otra vida, añade un inevitable "hermosos" que subraya esa inclinación por la belleza del poeta sevillano.

A pesar de su tema, el poema es todo un canto a la vida y una aceptación alegre de la muerte. No se recrea Cernuda en el temor al fin ni en la desesperación que pudiera causarle; al contrario, canta la vitalidad y la energía de la juventud, que poseyó en el pasado, a la que pide que siga comportándose así, manteniendo activo el ciclo infinito de la vida. 

"Birds in the night" (de "Desolación de la Quimera")

"Birds in the night" El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida En esa casa de 8 Great College Street,...