"Si un hombre pudiera decir"
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio, 5
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba; 10
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; 15
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor, 20
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido. 25
El poema es un canto a la libertad del hombre para poder proclamar el objeto del deseo. Siguiendo la línea combativa y reivindicativa que hemos visto en "Diré cómo nacisteis", Cernuda presenta como posibilidad que el hombre "pudiera decir lo que ama" (el uso del imperfecto de subjuntivo no es gratuito, ya que se refiere a una situación hipotética que aún no se ha producido). "Levantar su amor por el cielo" es darlo a conocer, hacerlo público (vv. 2-3), y para ello es necesario derribar los muros (v. 4) que esconden la verdad, símbolo que se repite en ese cuerpo que se derrumba (v. 6) para hacer visible "la verdad de su amor". Esa verdad no es para el poeta ni la gloria, ni la fortuna ni la ambición (v. 8); sino el amor o el deseo. Si aquello fuera posible, él sería quien lo divulgaría a todo el mundo a través de todos sus sentidos ("con sus lengua, sus ojos y sus manos"), vv. 10-13.
La raíz romántica del libro se manifiesta claramente en la siguiente estrofa, que además comparte el valor dado a la libertad por los surrealistas. Para el poeta la libertad es la posibilidad de entregarse libremente a otro, el amado, "cuyo sombre no puedo oír sin escalofrío" (v. 15). La fusión con el amado supone la anulación de todo cuanto le rodea ("me olvido de esta existencia mezquina / por quien el día y la noche son para mí lo que quiera", vv. 16-17), siendo para él "la libertad del amor" la única que lo mueve y por la que moriría (vv. 20-22).
Los tres últimos versos, síntesis de lo que representa el amado para Cernuda, son una encarnación perfecta de los tópicos petrarquistas (el amor cortés, el amor como vasallaje, la entrega absoluta del amor) que el poeta toma de la tradición literaria y hace suyos.
Tan real como lo triste
ResponderEliminarLa ultima vez en clase casi me toco cuando leyeron este...me ha llegado al corazón
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