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domingo, 13 de enero de 2019

"Homenaje" (de "Égloga, Elegía, Oda")


     "Homenaje"


     Ni mirto ni laurel. Fatal extiende
          su frontera insaciable el vasto muro

           por la tiniebla fúnebre. En lo oscuro,
            todo vibrante, un claro son asciende.

   Cálida voz extinta, sin la pluma
      que opacamente blanca la vestía,
 ráfagas de su antigua melodía
        levanta arrebatada entre la bruma.

  Es un rumor celándose suave;
            tras una gloria triste, quiere, anhela.
           Con su acento armonioso se desvela
ese silencio sólido tan grave.

        El tiempo, duramente acumulando
           olvido hacia el cantor, no lo aniquila;
        siempre joven su voz, late y oscila,
             al mundo de los hombres va cantando.

             Mas el vuelo mortal tan dulce ¿adonde
         perdidamente huyó? Deshecho brío,
       el mármol absoluto en un sombrío
  reposo melancólico lo esconde.

 Qué paz estéril, solitaria, llena
      aquel vivir pasado, en lontananza,
      aunque, trabajo bello, con pujanza
           aún surta esa perenne, humana vena.

Toda nítida aquí, vivaz perdura
          en un son que es ahora transparente.
     Pero un eco, tan solo; ya no siente
           quien le infundió tan lúcida hermosura.



El poema se titulaba en su primera edición en la revista Carmen "Homenaje a Fray Luis de León", pero la referencia al poeta castellano desaparece en las versiones posteriores. Se compone el poema de siete cuartetos con la estructura clásica de versos endecasílabos y rima consonante ABBA. Dicha estructura había aparecido ya en algunos poemas que Cernuda escribió en la etapa final de Perfil del aire y que se publicaron en prensa, y que culminan esta etapa de experimentación formal de la que este libro es su mejor exponente. 

La presencia del poema al comienzo del libro marca su tono y su condición de declaración de intenciones: un homenaje a Fray Luis es un homenaje a la poesía clásica del Renacimiento, a Garcilaso, al estilo contenido y sobrio que domina en todo el poemario. Cernuda elimina la referencia explícita al poeta renacentista con la intención de trascenderla. El homenaje se dirige al Poeta con mayúsculas, aunque en su origen se pudiera identificar con Fray Luis. Con ello Cernuda nos señala el tema de este breve poemario: la poesía misma, la creación, el poeta. 

“Ni mirto ni laurel”. Las primeras palabras del poema son una clara referencia al mundo clásico: el laurel es la planta que servía para coronar a los poetas, a los deportistas y a los héroes de guerra, símbolo de Apolo. El mirto tenía varias significaciones: en la Grecia clásica era símbolo de fertilidad y fidelidad. Es la planta de Venus y en Roma se mantiene su uso erótico. Aquí simboliza el amor fiel, pues ese es el uso que sigue teniendo en la actualidad como representación del amor matrimonial. Cernuda afirma de partida que ni el amor ni la fama perduran: “fatal extiende / su frontera insaciable el vasto muro”; esa muralla es el triunfo de la muerte. Pero en la oscuridad de la muerte, se escucha un canto, “un claro son asciende”.

Esa “cálida voz extinta” es la voz de poeta, que aunque ya no viva (“sin la pluma / que opacamente la vestía”) sigue llegándonos al presente a través de su obra escrita. La tercera estrofa nos explica que tras “la gloria triste” (el éxito que tuviera en vida), el poema “quiere, anhela”, desea ser escuchado, consiguiendo con ello desvelar “ese silencio sólido tan grave”, es decir, sobrepasar los límites de la muerte. Aunque el tiempo nos haga olvidar al poeta, su obra permanece intacta (“siempre joven su voz”) para ser disfrutada por los lectores.

Los tres últimos cuartetos insisten en la idea de la trascendencia de la obra más allá del autor: el cuerpo descansa ya en el mausoleo de mármol su sueño eterno (“mármol absoluto”), un descanso ya sin fruto (“paz estéril”) pues lejos queda el vivir, aunque permanezca la “humana vena”, la lírica que seguirá sonando como un eco del creador que le dio vida (“quien le infundió tan lúcida hermosura”).

La colocación de “Homenaje”al frente de Égloga, Elegía, Oda se entiende a la perfección porque el poema sirve de ideario de la concepción poética de Cernuda y es una respuesta a los desvelos que está viviendo a consecuencia de las críticas negativas a su primer libro. El poeta perdurará a través de su obra, y a ella se entrega en estos textos complejos y depurados que constituyen una etapa más en su formación como escritor.

Es interesante además constatar que en 1928 se celebraba, tras el centenario de Góngora del año anterior, el de Fray Luis de León, y que algunas revistas (como Carmen) dedicaron números monográficos a la memoria del poeta renacentista. En el primer número de esta revista (donde apareció este poema por primera vez) se hizo una defensa de la estrofa tradicional, en línea con toda una tendencia dentro de la poesía de la época, de la que Égloga, Elegía, Oda es un claro ejemplo. Estéticamente, Cernuda parece hallarse más cercano a los poetas del Renacimiento (Garcilaso y Fray Luis) que a los del Barroco, pero no desprecia toda la tradición del Siglo de Oro que tan rentable fue para los autores de la generación del 27.

"Égloga, Elegía, Oda" (1927-28)



Tras la reacción de la crítica ante su primer libro, Perfil del aire, Cernuda se encerró en sí mismo y no olvidó jamás la falta de comprensión hacia su obra primeriza, aún de formación, con la que se ensañaron y que como ya hemos comentado fue leída de forma superficial como una imitación de Jorge Guillén y tachada de "poco moderna".

Precisamente esta última afirmación debió ser la que más le molestó y lo animó aún más a fomentar aquello que le criticaban. Siguiendo la máxima que escribió en Historial de un libro ("Aquello que te censuren, cultívalo, porque eso eres tú"), el poeta se entregará a la creación de su obra más clásica, inspirada en modelos renacentistas (Fray de Luis de León y Garcilaso de la Vega), aunque tamizados a través de otros maestros modernos como Mallarmé. Él mismo lo reconoce en Historial de un libro:

"Porque mis versos siguientes fueron, decididamente, aún menos "nuevos" que los anteriores. Mi amor y mi admiración hacia Garcilaso (el poeta español que más querido me es), me llevaron, con alguna adición de Mallarmé, a escribir la 'Égloga' ".

El poemario se compone de cuatro poemas: la "Égloga" fue escrita en julio de 1927, y apareció en el primer número de la revista Carmen que Gerardo Diego empezó a publicar en diciembre de aquel año; la "Elegía", de diciembre, se publicó al año siguiente en el nº 12 de Verso y Prosa y “Homenaje a Fray Luis de León”, de enero de 1928, se dio a conocer en el número 3-4 de Carmen en marzo de ese año; el último poema, “Oda” (que originalmente se llamaba "Oda a George O'Brien") se concluye el 23 de julio de 1928 y quedó inédito hasta la publicación del libro al completo. En 1928, Cernuda tenía la intención de publicar los cuatro poemas en un pequeño volumen titulado Estancias, pero el proyecto editorial quedó abandonado y el libro no aparecerá hasta la primera edición de La realidad y el deseo de 1936, conformando su segunda parte, y con el título ya definitivo de Égloga, Elegía, Oda

Cernuda tiende a ordenar los poemas dentro de sus libros siguiendo el orden cronológico en que fueron escritos; cuando altera este criterio se debe a una causa estética, como explica Emilio Barón, y no debe extrañar que en su disposición final el poema "Homenaje" pase a ocupar la posición inicial, manteniendo luego el orden de escritura de los restantes. El poema que abre el libro funciona como declaración de intenciones, como veremos más adelante, y justifica el papel de Cernuda como poeta y creador; "Égloga", el más apegado al modelo garcilasiano, muestra una naturaleza idealizada y bucólica que presenta puntos en común con ese mundo exterior que aparecía en su libro anterior, aunque es "Elegía" es el que más similitudes comparte con los poemas de Primeras poesías al describir de nuevo un interior en penumbra, débilmente iluminado por una lámpara, donde una única presencia humana adormecida centra su atención. Finalmente, "Oda", que cierra el libro, es el primer poema de Cernuda centrado en una figura humana que no corresponde al yo del poeta, inicio de su exploración erótica que desarrollará en libros posteriores. 

Égloga, elegía, oda es el libro menos autobiográfico del autor, donde la brevedad de las estrofas del poemario anterior da paso a cuatro poemas de gran extensiónEstilísticamente, es el libro más clásico de Cernuda, que recurre al endecasílabo en "Homenaje" y "Elegía", y a la combinación de endecasílabos y heptasílabos en los otros dos por medio de la silva. Es la última vez que el poeta utilizará la rima consonante en su poesía, de la que renegará en su obra posterior. Como él mismo reflexiona en Historial de un libro, estos poemas no fueron más que:

"...ejercicios sobre formas poéticas clásicas [...] sin duda provechosos para mi adiestramiento técnico; pero no dejaba de darme cuenta cómo mucha parte viva  y esencial en mí no hallaba expresión en dichos poemas". 

Aunque se trate del libro menos apreciado por el autor, no deja de representar un eslabón necesario en la evolución estilística de su poesía y un "paso decisivo" a la hora de encontrar "un lenguaje directo y personal", según palabras de Miguel J. Flys.

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