Mostrando entradas con la etiqueta Versículos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Versículos. Mostrar todas las entradas

martes, 22 de enero de 2019

"Los marineros son las alas del amor" (de "Los Placeres Prohibidos")


"Los marineros son las alas del amor"


Los marineros son las alas del amor,
son los espejos del amor,
el mar les acompaña,
y sus ojos son rubios lo mismo que el amor
rubio es también, igual que son sus ojos.                  5

La alegría vivaz que vierten en las venas
rubia es también,
idéntica a la piel que asoman;
no les dejéis marchar porque sonríen
como la libertad sonríe,                                          10
luz cegadora erguida sobre el mar.

Si un marinero es mar,
rubio mar amoroso cuya presencia es cántico,
no quiero la ciudad hecha de sueños grises;
quiero sólo ir al mar donde me anegue,                   15
barca sin norte,
cuerpo sin norte hundirme en su luz rubia.

Los marineros se habían convertido ya a finales del siglo XIX en un símbolo de la
marginalidad; se movían por zonas portuarias, entornos de prostitución, tabernas,
casas de juego, y vivían al margen de la sociedad con una existencia nómada que
los llevaba de un país a otro. Representaban por ello una imagen de la libertad 
más allá del orden establecido. Muy pronto se convierten también en un símbolo 
del amor homoerótico, y aparecen así en la literatura de algunos autores del 27 
como Lorca o el propio Cernuda.

En este poema, el marinero se presenta como imagen del amor, cuyas alas dan 
libertad a los deseos amorosos. Llama la atención el uso del adjetivo "rubio" para
describir los ojos del marinero, al igual que el amor y sus ojos. Derek Harris
apunta que el tópico de lo rubio se hallaba ya en un libro surrealista de Louis
Aragon que Cernuda había leído (Le Paysan de Paris). Este color rubio se asocia 
como cualidad positiva a todo lo que rodea al objeto de deseo.

Pero no se detiene ahí la identificación: también la alegría es rubia (v. 6) y la piel 
(v. 8). El poema solicita entonces que no se dejen escapar a los marineros porque
"sonríen / como la libertad sonríe" (vv. 9-10). De nuevo se insiste en la idea de 
libertad, ya señalada en el v. 1 en esas alas que los caracterizan. La libertad es 
"luz cegadora erguida sobre el mar" (v. 11) que guía con su brillo en medio del 
mar.

Esta imagen se amplía en la estrofa final: si el marinero es mar (la referencia al
mar aparece en muchos poemas tanto de Un río, un amor como de Los placeres
prohibidos como un medio para llegar a ese deseo inalcanzable (recuérdese
poeta no quiere "la ciudad hecha de sueños grises" (v. 14), sino hundirse en ese
mar, sin rumbo ninguno, fundirse en el cuerpo de ese marinero y en su "luz rubia."
   

"Unos cuerpos son como flores" (de "Los Placeres Prohibidos")


"Unos cuerpos son como flores"

Unos cuerpos son como flores, 
otros como puñales, 
otros como cintas de agua; 
pero todos, temprano o tarde, 
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,                      5
convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre. 

Pero el hombre se agita en todas direcciones, 
sueña con libertades, compite con el viento, 
hasta que un día la quemadura se borra, 
volviendo a ser piedra en el camino de nadie.                              10

Yo, que no soy piedra, sino camino 
que cruzan al pasar los pies desnudos, 
muero de amor por todos ellos; 
les doy mi cuerpo para que lo pisen, 
aunque les lleve a una ambición o a una nube,                             15
sin que ninguno comprenda 
que ambiciones o nubes 
no valen un amor que se entrega.



La identificación de los cuerpos con diferentes realidades ("flores", "puñales", "cintas de agua") significa que existen distintos tipos de persona (delicadas, agresivas, tranquilas) pero que a todas, en un momento dado, la llama de la pasión que provoca el deseo ("serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden", v. 5) los transformará, haciendo que la piedra se convierta en hombre (v. 6); es decir, que lo inerte cobre vida por efecto del amor. 

Inevitablemente, la propia naturaleza del hombre lo lleva a poner fin al amor ("se agita en todas direcciones, / sueña con libertades, compite con el viento" vv. 7-8) por sus ansias de libertad, sus ganas de conocer otros amores. Es entonces cuando "la quemadura se borra" (v. 9, la fuerza de la pasión), y vuelve a ser piedra (un elemento sin vida porque no tiene amor).

El poeta, en cambio, se presenta como un objeto de entrega absoluta; él no es piedra sino "camino", y se ofrece para ser pisado para los pies desnudos (vv. 11-12), en una imagen de renuncia total que representa el amor incondicional, que se da sin esperar nada a cambio. A él le la igual que sus amantes busquen otra cosa ("una ambición o una nube", v. 15), porque ignoran que nada de eso vale tanto como "un amor que se entrega" (v. 18). 


El poema se vale de una serie de elementos heterogéneos (flores, puñales agua, piedras) para establecer una serie de correspondencias que articulan el mundo interno del texto donde adquieren sentido, siguiendo con ellos los postulados de la libre asociación surrealista, que no estaba sujeta a ninguna ordenación lógica. A pesar de sus imágenes, el sentido del poema es claro, que se relaciona con la tradición romántica.

lunes, 21 de enero de 2019

"No decía palabras" (de "Los Placeres Prohibidos")


"No decía palabras"

No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,                                           5
un mundo cuyo cielo no existe.


La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño                                                          10
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.


Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo                                              15
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo. 


Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.     20





Este poema es uno de los más famosos del libro, donde Cernuda intenta dar respuesta a lo que significa el deseo y de qué manera se despierta en él.

En la primera estrofa se presenta la figura de un amante que no hablaba, que no necesitaba recurrir a la palabra porque el deseo se expresa de otra manera, por medio del lenguaje corporal, que de manera tan gráfica Cernuda describe en el v. 2 ("Acercaba tan solo un cuerpo interrogante"). El cuerpo es "interrogante" porque no sabe si la atracción es correspondida, si sus deseos se reflejan en el otro. Pero esa interpelación que el amante dirige al objeto de sus miradas no puede recibir respuesta, porque "el deseo es una pregunta cuya respuesta no existe". El poeta consigue definir con acierto y un gran poder evocativo el significado del deseo, pues el verdadero deseo no alcanza nunca resolución, se queda latente en un infinito estado de contemplación. Cernuda amplia aún más esta idea en los dos versos siguientes: "una hoja cuya rama no existe, /                       un mundo cuyo cielo no existe". El deseo no tiene causa, no tiene nexo, no forma parte del orden establecido, y no se puede pretender darle una respuesta coherente.   

En la estrofa siguiente se describe por medio de unas imágenes muy orgánicas el camino que recorre el deseo desde que nace en las entrañas del cuerpo hasta que sale al exterior y se manifiesta. El deseo está muy unido a la parte más instintiva del ser humano, a la parte más animal, de ahí que se recurra a estas metáforas que muestran el deseo como algo biológico. Pero a pesar de ese origen natural, vuelve a convertirse en una pregunta que se lanza al aire ("en interrogación vuelta a las nubes"). 

A continuación se analizan distintas situaciones que provocan la aparición del deseo: un roce, una mirada, un simple gesto (vv. 12-13) que llevan a que "el cuerpo se abra en dos" (otra imagen visceral que refleja esa entrega que genera la pasión amorosa) para recibir en sí a otro cuerpo. En los versos siguientes se aclara la identidad de ese otro cuerpo "mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne / iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo" (vv. 16-17). Al igual que ocurría en algunos poemas de Un río, un amor, (como por ejemplo "Todo esto por amor") se expone de forma explícita que se trata de un amor homosexual que busca un cuerpo igual. Algunos críticos, como Maristany, han visto en estos versos una referencia al mito hermafrodita contenido en El banquete de Platón.

La conclusión del poema retoma la definición de deseo de los vv. 3-4, modificando "cuya respuesta no existe" por "cuya respuesta nadie conoce", dejando abierto un rayo de esperanza (v. 20), pues se pasa de la inexistencia al desconocimiento.

domingo, 20 de enero de 2019

"Diré cómo nacisteis" (de "Los Placeres Prohibidos")


"Diré cómo nacisteis"

Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos, 
Como nace un deseo sobre torres de espanto, 
Amenazadores barrotes, hiel descolorida, 
Noche petrificada a fuerza de puños, 
Ante todos, incluso el más rebelde,                                      5
Apto solamente en la vida sin muros. 

Corazas infranqueables, lanzas o puñales, 
Todo es bueno si deforma un cuerpo; 
Tu deseo es beber esas hojas lascivas 
O dormir en esa agua acariciadora.                                     10
No importa; 
Ya declaran tu espíritu impuro. 

No importa la pureza, los dones que un destino 
Levantó hacia las aves con manos imperecederas; 
No importa la juventud, sueño más que hombre,                 15
La sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad 
De un régimen caído. 

Placeres prohibidos, planetas terrenales, 
Miembros de mármol con sabor de estío, 
Jugo de esponjas abandonadas por el mar,                          20
Flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre. 

Soledades altivas, coronas derribadas, 
Libertades memorables, manto de juventudes; 
Quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua, 
Es vil como un rey, como sombra de rey                              25
Arrastrándose a los pies de la tierra 
Para conseguir un trozo de vida. 

No sabía los límites impuestos, 
Límites de metal o papel, 
Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,     30
Adonde no llegan realidades vacías, 
Leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos. 

Extender entonces una mano 
Es hallar una montaña que prohíbe, 
Un bosque impenetrable que niega,                                    35
Un mar que traga adolescentes rebeldes. 

Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte, 
Ávidos dientes sin carne todavía, 
Amenazan abriendo sus torrentes, 
De otro lado vosotros, placeres prohibidos,                         40
Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita, 
Tendéis en una mano el misterio. 
Sabor que ninguna amargura corrompe, 
Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan. 

Abajo, estatuas anónimas,                                                45
Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla; 
Una chispa de aquellos placeres 
Brilla en la hora vengativa. 
Su fulgor puede destruir vuestro mundo.

El primer poema del libro establece el tono de todo el poemario. El título se refiere precisamente al origen de esos placeres prohibidos que constituyen la esencia del libro. En la primera estrofa se explica cómo nacen eso deseos a pesar de la oposición de la sociedad, simbolizada en "torres de espanto", "barrotes" y en la "noche petrificada a fuerza de puños", que giran en torno a la idea de opresión, control y agresión. Esos deseos solo pueden darse “en la vida sin muros”, en un mundo donde no halla prohibiciones ni imposiciones. 

La segunda estrofa (vv. 7-12) continúa exponiendo las dificultades que encuentra su pasión: a su alrededor surgen corazas, lanzas, puñales, todos símbolos de violencia que son buenos “si deforma un cuerpo”, es decir, si lo pueden dañar o alterar su disposición. No importa que su inclinación sea acercarse a esos placeres prohibidos (“esas hojas lascivas”, “ese agua acariciadora”) porque de todas formas lo tacharán de “impuro”. La tercera estrofa desarrolla la misma idea: aunque se cuente con pureza, con virtudes que eleven la condición del hombre, con juventud (uno de los valores esenciales para Cernuda), o con la sonrisa, nada de eso puede compensar el ser tachado de impuro.

En el v. 17 aparece la primera referencia al fin de la monarquía (“de un régimen caído”) que dijimos en la introducción que tenía una presencia importante dentro del libro. En el poema aparecen varias referencias a la abdicación de Alfonso XIII, que se utiliza como símbolo negativo de esa sociedad conservadora que se opone a la pasión del poeta. Vuelve a aparecer en el v. 22 ("coronas derribadas") y en los vv. 25-27 ("es vil como un rey, como sombra de un rey, / arrastrándose a los pies de la tierra /para conseguir un trozo de vida".

Se evocan en las dos estrofas siguientes esos placeres prohibidos, descritos a partir de las sugerencias que despiertan, que se enumeran en los vv. 18-23. Especialmente al final, se suceden más rápidamente: "Soledades altivas, coronas derribadas, / Libertades memorables, manto de juventudes". Esos placeres implican la libertad de poder proclamarlos, conseguida por los jóvenes tras la caída del régimen. Hay aquí una sutil estilización de los acontecimientos históricos que acompañaron ese instante de exaltación del poeta. Además, Cernuda se enfrenta a quienes se atrevan a insultar esos placeres, y los compara con la vileza de un rey que se arrastra con mantenerse en el poder (recuérdese las críticas que recibió el monarca por permitir la dictadura de Primo de Rivera). 

Esos placeres no saben de los límites impuestos por la fuerza o la ley ("metal o papel"), pues al tratarse de impulsos primarios nacidos del instinto ("una luz tan alta") no están sujetos a las normas de los hombres "realidades vacías, / leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos" (vv. 31-32). Cuando esos placeres intentan realizarse, alcanzar su objetivo ("extender una mano") se encuentran con la confrontación, la oposición de "una montaña que prohíbe, / un bosque impenetrable que niega / un mar que traga adolescentes rebeldes" (vv. 34-36). 

En las dos estrofas finales se encuentra la solución que Cernuda ofrece al conflicto. Si esas fuerzas represoras de una sociedad tradicional y conservadora atacan ("ávidos dientes sin carne todavía", v. 38), los placeres prohibidos se alzarán por encima de esa vulgar medianía por unos "cielos relampagueantes que aniquilan" (v. 44). Esas normas sin sentido ("preceptos de niebla") que guían a ese mundo intolerante deben temer la fuerza de esos placeres prohibidos, pues con un simple destello, pueden encender la luz de la venganza y con "su fulgor puede destruir vuestro mundo". La actitud combativa de Cernuda es toda una declaración de intenciones de la fuerza y poder de sus deseos.

"Los placeres prohibidos" (1931)


Los placeres prohibidos fue escrito en un corto período de tiempo (entre abril y junio de 1931), coincidiendo con el fin de la monarquía de Alfonso XIII y la proclamación de la II República. Estos hechos influyeron en su gestación, como veremos más adelante, y se cuelan en los poemas en forma de imágenes y metáforas.

Cernuda sigue adelante con la experimentación surrealista, iniciada en el libro anterior, Un río, un amor. Además de una libertad formal y expresiva mayor, el libro incorpora poemas en prosa (ocho en total) a los 18 poemas que lo componen. Al igual que ocurrió con el poemario anterior, no se publicará hasta 1936, cuando aparece como sección cuarta de La realidad y el deseo. En esa ocasión solo se publican los 18 poemas; no será hasta la 3ª edición de La realidad y el deseo de 1958 que Cernuda incorpore los ocho poemas en prosa al libro, aunque habían sido escritos en la misma época. Esa edición ampliada es la que analizamos. 

Un río, un amor era un libro donde se reflejaba la ausencia de amor y su búsqueda inútil; en Los placeres prohibidos el amor  se muestra convertido en deseo y placer, perdiendo otros componentes más espirituales. Cernuda se atreve en este libro a proclamar su orientación sexual y a reclamar su derecho al amor. Por medio de las imágenes surrealistas dará cauce a la expresión de su amor, enfrentándose con ello a una sociedad que se opone a esos placeres y contra la que Cernuda se levanta.

Otro hecho fundamental acompaña la escritura de este libro; en 1931, Cernuda conoce  Serafín Fernández Ferro, un joven gallego con el que iniciará una relación sentimental que dura hasta el año siguiente. Por primera vez esos deseos imposibles que había manifestado en su poemario anterior se cumplen, y Cernuda dedica algunos poemas de Los placeres prohibidos a Serafín, aunque en su edición definitiva eliminará las dedicatorias. La exaltación propia del encuentro amoroso se contagia también a muchos poemas de la colección.

Estéticamente, el poemario es un paso más en la tendencia surrealista; Cernuda rompe la lógica sintáctica en muchos poemas y se vale de los versículos (versos de gran extensión que no guardan una medida fija) para dar rienda suelta a su imaginación por medio de imágenes y metáfora audaces que en ocasiones causan extrañeza o desagrado. Es un libro mucho más onírico que el anterior y donde cada poema crea su propia lógica interna. Hay además ciertos atisbos de romanticismo que surgen en algunos poemas del libro. Esta presencia no debe extrañar por dos motivos: por un lado, el surrealismo bebe del romanticismo y en él encuentra algunos de sus temas y obsesiones; por otro, Cernuda siempre será un romántico y su influencia se hará aún más patente en los dos libros siguientes, Donde habite el olvido (1932-33), surgido de la relectura de Bécquer, e Invocaciones (1935), inspirado por el ejemplo de Hölderlin. 

"Birds in the night" (de "Desolación de la Quimera")

"Birds in the night" El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida En esa casa de 8 Great College Street,...