martes, 25 de diciembre de 2018

XVI (de "Primeras poesías")


         XVI


          La noche a la ventana.
            Ya la luz se ha dormido.
          Guardada está la dicha
en el aire vacío.


            Levanta entre las hojas,
       tú, mi aurora futura;
            no dejes que me anegue
               el sueño entre sus plumas.

       Pero escapa el deseo
              por la noche entreabierta,
     y en límpido reposo
          el cuerpo se contempla.

    Acreciente la noche
           sus sombras y su calma,
      que a su rosal la rosa
  volverá la mañana.

     Y una vaga promesa
         acunando va el cuerpo.
      En vano dichas busca
    por el aire el deseo.



Cinco cuartetas heptasílabas dan forma a este poema cuyo tema es de nuevo la contemplación de la noche por parte del poeta. La rima arromanzada en los versos pares cambia en cada cuarteta, siendo en "i-o" en la primera, "u-a" en la segunda, "e-a" en la tercera, "a-a" en la cuarta y "e-o" en la última. Desde el punto de vista métrico, no hay ningún elemento destacable en ninguno de los versos.

La primera cuarteta determina el ámbito y el tono del poema; ha llegado la noche, la luz ha desaparecido, y con ella la dicha ha desaparecido, "guardada [...] / en el aire vacío", es decir, un aire sin fruto, estéril, que no puede generar ese deseo. El poeta se dirige entonces al amanecer que está por venir ("alba futura"), del que espera el cumplimento de su anhelo y al que le pide que no lo deje ahogarse entre las plumas del sueño (recordemos el poema IV, donde se describía la almohada como "alas de pluma" que hundían al poeta en el sueño; Cernuda se vale de una imagen muy parecida para describir ese tránsito). 

La tercera cuarteta, como es habitual por su posición central, introduce un cambio con respecto a los versos anteriores. El deseo se ha marchado "por la noche entreabierta", adjetivo que caracteriza de forma muy acertada las posibilidades que el escenario nocturno presenta: la noche podría servir como entorno para el cumplimiento del deseo, pero la ausencia de otro cuerpo impide su realización. El poeta se encuentra solo en la habitación, y únicamente le queda el recurso de mirar su propio cuerpo, que descansa "en límpido reposo". Se trata de una contemplación pura, sin mancha, y que trae ecos de la imagen de Narciso que hemos señalado en poemas anteriores.  

La esperanza no desaparece a pesar de las escasas expectativas; aunque aumente la oscuridad de la noche ("sus sombras y su calma") por la mañana "a su rosal la rosa / volverá": el símbolo de ese deseo, ese afán del poeta, reaparecerá con el amanecer. Esa posibilidad futura lo tranquiliza y permite que poco a poco se vaya durmiendo ("Y una vaga promesa / acunando va el cuerpo"), consciente de que en la noche no conseguirá el cumplimiento de ese deseo ("en vano dichas busca / por el aire el deseo").

El poema describe los sentimientos juveniles que provoca el deseo insatisfecho y la esperanza puesta en su futura realización con la llegada del nuevo día.   

2 comentarios:

  1. Buenas noches. Soy María Jesús Alcántara Jiménez, profesora de Lengua y Literatura en un instituto de Córdoba. He encontrado por casualidad su blog, que me parece muy interesante para mis alumnos de 2º de Bachillerato. Así que lo he enlazado a mi página de 2º de Bachillerato, cuya dirección es https://sites.google.com/site/literamiga/home. Quería decírselo y aprovechar para darle mi enhorabuena por su trabajo, que hasta el momento es la guía más completa y valiosa que he encontrado en la red para explicar los poemas de Cernuda. Gracias.

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  2. ¿Podría decirme algún mecanismo de cohesión apreciado en el poema?, gracias un saludo.

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