sábado, 1 de diciembre de 2018

III (de "Primeras poesías")

III


   Desengaño indolente

Y una calma vacía,
       Como flor en la sombra,
       El sueño fiel nos brinda.

        Los sentidos tan jóvenes
              Frente a un mundo se abren
    Sin goces ni sonrisas,
       Que no amanece nadie.

   El afán, entre muros
    Debatiéndose aislado,
Sin ayer ni mañana
          Yace en un limbo extático.

    La almohada no abre
      Los espacios risueños;
   Dice solo, voz triste,
      Que alientan allá lejos.

          El tiempo en las estrellas.
     Desterrada la historia.
      El cuerpo se adormece
      Aguardando su aurora.


De nuevo se trata de cinco cuartetas heptasílabas con rima arromanzada (en asonante en los versos pares). Desde el punto de vista métrico, en los versos 5 y 12 aparece una palabra esdrújula que implica reducir en una sílaba el cómputo del verso. En el verso 13 solo se realiza la sinalefa "la almohada", no produciéndose en "almohada" ni en "no abre" para mantener la medida del verso heptasílabo. En este caso, la rima en las cuartetas es i-a, a-e, a-o, e-o y o-a.

Temáticamente, el poema enlaza con el primero del libro, del que parece una prolongación. El sueño (que aparecía al final del primer poema como la cualidad que definía al poeta, "el que estaba soñando"), es aquí el espacio del descanso; pero las cualidades que se atribuyen al sueño no son positivas. El sueño aporta un "desengaño indolente": desengaño que provoca el despertar, cuando descubrimos que lo soñado no es real; el adjetivo "indolente" se refiere tanto al hecho de que es insensible, que no afecta ni conmueve pues el sueño es ficticio, como a la lentitud y holgazanería que asociamos con él; además, es una "calma vacía", estéril, que no produce ningún fruto, como una "flor en la sombra" que no podemos ver y solo podemos intuir por su aroma. 

En la segunda cuarteta se explica que la juventud del poeta, que se encuentra en el momento de su máximo esplendor, no encuentra con quién compartirse. No hay goces ni sonrisas, no hay amante que acompañe al poeta; nadie abre las puertas a ese mundo de placer y sensaciones, como concluye el verso final: "que no amanece nadie". El poeta está solo en sus noches sin 

El "afán" de la tercera estrofa se relaciona con el "fervor" que aparecía en el primer poema (que se comparaba con el árbol en medio del paisaje).  El poeta es asaltado por ese impulso, el deseo amoroso, que choca con el aislamiento del espacio cerrado -la habitación- en la que se encuentra "aislado". Sin ayer ni mañana (porque no ha encontrado realización ni la encontrará), se debate en un "limbo extático", en un espacio donde se mantiene en esa situación de espera tensa, como si se hallara en éxtasis. Hay un paralelismo en la estructura de ambos poemas; en los dos, la cuarteta central sirve para presentar ese deseo que se apodera del poeta, y constituye el eje de la composición. La cuarteta se relaciona además con la imagen de la "flor en la sombra" que aparecía en la primera; el poeta espera inútilmente una compañía para sus sentidos y sus anhelos no llegan a cumplirse. 

En la siguiente estrofa volvemos a la caracterización del sueño. La almohada de la cama "no abre los espacio risueños", es decir, no lleva a sueños gratificantes sino tristes; esos lugares alegres quedan lejos, fuera del alcance del poeta. La conclusión es clara: esta situación lo coloca en una posición ajena al tiempo y a la historia ("El tiempo de las estrellas. / Desterrada la historia"), ese limbo extático del que hablaba en el verso 12 donde espera en vano el cumplimiento de sus aspiraciones.  Su cuerpo "se adormece / aguardando su aurora", lectura de doble interpretación: en un sentido literal, el poeta acaba durmiéndose, esperando el amanecer, y por otro, en un sentido figurado, el cuerpo deja que sus impulsos se aletarguen, a la espera de que llegue por fin ese momento propicio, su amanecer, en que puedan realizarse.

La noche es presentada así como el espacio del deseo, impulso que el poeta no consigue satisfacer y cuya frustrada realización lo atormenta. 
     

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