miércoles, 19 de diciembre de 2018

XII (de "Primeras poesías")


      XII

    Eras, instante, tan claro.
   Perdidamente te alejas,
     dejando erguido al deseo
          con sus vagas ansias tercas.

     Siento huir bajo el otoño
     pálidas aguas sin fuerza,
              mientras se olvidan los árboles
       de las hojas que desertan.

      La llama tuerce su hastío,
 sola su viva presencia,
   y la lámpara ya duerme
 sobre mis ojos en vela.

      Cuán lejano todo. Muertas
         las rosas que ayer abrieran,
     aunque aliente su secreto
     por las verdes alamedas.

   Bajo tormentas la playa
será soledad de arena
               donde el amor yazca en sueños.
           La tierra y el mar lo esperan.


Estas cinco cuartetas sufrieron un cambio importante con respecto  la versión primitiva contenida en Perfil del aire. Cernuda depura la expresión, acentúa los elementos otoñales del poema y sobre todo, la figura femenina que aparecía en la primera edición (personificada en Venus), se convierte en un "amor" indeterminado, que no define su orientación. Desde el punto de vista métrico, no se trata de cuartetas heptasílabas sino octosílabas, con rima arromanzada (asonante en los versos pares), siendo su esquema "e-a" en todo el poema. El verso 7 es el único que presenta un final en palabra esdrújula, que resta una sílaba al cómputo general (9-1=8).

El poema refleja el paso del tiempo y la conciencia de una pasión perdida, aunque la esperanza en el amor sigue vigente. En la primera estrofa se manifiesta el paso rápido de ese momento de deseo que no llega a realizarse; el instante en que era tan evidente la inclinación del poeta ("Eras, instante, tan claro.." se desvanece, dejándolo con sus "vagas ansias tercas" (vagas porque no están muy claras ni definidas y tercas porque se mantienen y no desaparecen, pese a que la posibilidad de su realización ha pasado). El deseo se queda "erguido", a la espera de un futuro cumplimiento.

La segunda estrofa introduce el tópico del otoño como símbolo del paso del tiempo: las hojas caen de los árboles, que se olvidan de ellas. La utilización del verbo "desertan" carga de significado el verso final de la cuarteta, subrayando con la personificación el componente humano al que remiten: las hojas deciden abandonar voluntariamente el árbol, rechazando así el puesto y la ocupación que les corresponde, como si el amor fuera también una obligación y su renuncia supusiera una deserción. El agua desaparece bajo el otoño, pero se presenta "pálida" y "sin fuerza", como si careciera de la energía necesaria para fortalecer y dar la vida que tradicionalmente simboliza.    

El poeta hace aparición en la tercera estrofa, en medio de una noche de insomnio."La llama tuerce su hastío", es decir, producto del aburrimiento de su situación estática (estar dando luz), cambia de posición y se apaga. Teniendo en cuenta que era la única iluminación de la estancia ("sola su viva presencia"), deja de ese modo la lámpara apagada ("ya duerme"), mientras el poeta permanece con sus "ojos en vela". El uso además de "vela" es intencionado, un pequeño juego verbal de contraste, al haber estado hablando de luz en los versos anteriores. 

La desesperación y la reflexión sobre el paso del tiempo ocupan los dos versos siguientes: todo queda ya muy lejos, las rosas que abrían sus pétalos ahora están muertas (la fugacidad de la vida), pero queda un rayo de esperanza, que se muestra en el final de la cuarteta. El secreto de las rosas, es decir, el misterio que rodea al amor, anima por las "verdes" alamedas, símbolo de esperanza. Es decir, aunque ese amor se haya marchitado, la esperanza de un nuevo amor mantiene el futuro incierto.

En el mismo sentido hay que entender la cuarteta final; la playa, bajo la tormenta, será una gran "soledad de arena" donde el amor se encuentre "en sueños", en estado letárgico, a la espera de ser despertado. El entorno será  desfavorable (la lluvia, la soledad), pero el verso final da la clave: "La tierra y el mar lo esperan", la naturaleza toda espera ese resurgir del amor, que es al mismo tiempo un resurgir de la primavera que inicie de nuevo el ciclo.

Cernuda consigue, por medio de un poema muy sencillo (y que la revisión ha mejorado considerablemente), expresar los temores afectivos de la juventud y la fuerza de su esperanza amorosa. 

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