“Remordimiento en traje de noche”
Un hombre gris avanza por la calle de niebla;
No lo sospecha nadie. Es un cuerpo vacío;
Vacío como pampa, como mar, como viento,
Desiertos tan amargos bajo un cielo implacable.
Es el tiempo pasado, y sus alas ahora
Entre la sombra encuentran una pálida fuerza;
Es el remordimiento, que de noche, dudando,
En secreto aproxima su sombra descuidada.
No estrechéis esa mano. La yedra altivamente
Ascenderá cubriendo los troncos del invierno.
Invisible en la calma el hombre gris camina.
¿No sentís a los muertos? Mas la tierra está sorda.
El primer poema del libro nos introduce rápidamente en el tono afectivo del poemario. Presenta a
un hombre gris que avanza por la ciudad, figura alegórica del tiempo pasado, objeto de los remordimientos, ahora inalcanzable. Su vacío interior es inmenso, y se acentúa por la acumulación de comparaciones (v. 3 "como pampa, como mar, como viento") que insisten en su tamaño. Es un ángel caído (no puede usar ya sus alas: "y sus alas ahora / entre la sombra encuentran una pálida fuerza" ) del que
conviene alejarse para no contaminarse, como se afirma en los v. 9-10 (“la yedra altivamente / ascenderá
cubriendo los troncos del invierno”). A pesar del sufrimiento que simboliza (¿"No sentís a los muertos?"), el mundo
parece ajeno a su dolor (“Mas la tierra está sorda”).
El poema utiliza la técnica de la antropomorficación (es decir, la presentación en forma humana de un concepto, una idea o un sentimiento); en este caso, se trata del remordimiento, a modo de símbolo, que aparece ya en el título y en verso. Ese procedimiento literario de antropomorficación se da ya en el título, pues presenta al remordimiento con ropaje humanos, un "traje de noche" que remite al escenario nocturno en el que se desarrolla el poema. La imagen del ángel caído es tópica
en la literatura de vanguardia (Sobre los ángeles, de Alberti), así como
la del hombre vacío que intenta reflejar el vacío existencial de la época
(también aparece en Poeta en Nueva York de Lorca). En este caso, el
vacío viene motivado por el fracaso emocional que Cernuda encuentra en su vida, como hemos comentado al hablar del poemario en la entrada anterior.
No se trata aún de una
construcción plenamente surrealista, como si lo serán otros poemas del libro: no hay imágenes inconexas, los símbolos son asimilables, así como las asociaciones empleadas. Este fue el primer poema que Cernuda escribió en Toulouse bajo el impulso del surrealismo (el 15 de abril de 1929) y que lo llevó a continuar su escritura en esa dirección, pero aún se aprecian en él rasgos de su estética anterior, como es el mantenimiento de la métrica tradicional (son todos versos alejandrinos agrupados en cuartetos), aunque se trate de versos libres sin rima.
Vaya basura
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