“Sombras
blancas”
Sombras frágiles, blancas, dormidas en la playa,
dormidas en su amor, en su flor de universo,
el ardiente color de la vida ignorando
sobre un lecho de arena y de azar abolido.
Libremente los besos desde sus labios caen
en el mar indomable como perlas inútiles;
perlas grises o acaso o cenicientas estrellas
ascendiendo hacia el cielo con luz desvanecida.
Bajo la noche el mundo silencioso naufraga;
bajo la noche rostros fijos, muertos, se pierden.
Sólo esas sombras blancas, oh blancas, sí, tan blancas.
La luz también da sombras, pero sombras azules.
De nuevo, el origen del título
proviene de un elemento externo, la película White shadows in the South seas, que Cernuda había visto en
París durante su visita en marzo de 1929, donde se agudizó su afición al cine. La película se
desarrolla en la Polinesia y cuenta la historia de un médico americano que se
enfrenta a los comerciantes de perlas que explotan a los lugareños para
enriquecerse. El médico es expulsado de la isla y naufraga en otra donde los
hombres blancos no han llegado aún. Los nativos viven así en un paraíso
terrenal ajenos a la corruptora civilización occidental. Allí recogen las ostras
para tirar las perlas y quedarse las conchas, que les interesan más. Este hecho era una clara crítica al sistema
capitalista como corruptor de los valores del ser humano, que era feliz
ignorando la riqueza que podían generar los productos de su entorno.
Las sombras blancas que aparecen en
el texto son imágenes de la juventud, que aún no conocen la dureza de la vida
(“el ardiente color de la vida ignorando”) y que habitan en un espacio
idealizado (la playa), donde duermen sobre la arena entregadas al amor en un
ámbito de “azar abolido”; no existe la desgracia en ese espacio, que ha sido
expulsada. De nuevo la idea de paraíso cerrado, identificado con la isla que
sirve de inspiración al poema. Ese espacio contrasta con el mundo de la noche
que aparece en la última estrofa, representación de la muerte (“bajo la noche el mundo
silencioso naufraga” / “bajo la noche rostros fijos, muertos, se pierden”). Hay
una evidente gradación que halla en la segunda estrofa su punto de inflexión:
los besos que lanzan las sombras blancas van a caer en el mar indomable como
“perlas inútiles”, sin utilidad ni finalidad. Aquí hay una clara referencia a
la película, pues los indígenas desconocían el valor económico de las
perlas y las lanzaban al mar después de
recoger las conchas. Los besos se comparan con las perlas por su futilidad; esa
energía positiva de la juventud no encuentra resolución, y se desvanece
habiendo perdido su claridad (“con luz desvanecida”). A pesar de la oposición
que puedan hacer a la noche (la muerte) esas sombras que enfáticamente se
destacan en el penúltimo verso (“Solo esas sombras blancas, oh blancas, sí tan
blancas”), se nos recuerda que también la luz da sombras, “pero sombras azules”
(con todas las connotaciones que ese color tiene en relación con la tristeza y
la melancolía).
Escrito a continuación de Quisiera estar solo en el sur y Remordimiento en traje de noche, comparte con ellos la estructura en tres cuartetos de versos alejandrinos sin rima; es evidente que por su temática (la evasión y la búsqueda de paraísos lejanos), se relaciona con el poema anterior, aunque introduce un ligero matiz de tristeza presente en el último verso.
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