Las Nubes se publicó por primera vez como la séptima sección de La realidad y el deseo, en la segunda edición ampliada del libro, que vio la luz en México en 1940. Cernuda empezó a escribir los poemas que lo componen en 1937 en Valencia (a donde se había trasladado el Gobierno de la República y donde también tuvo lugar el importante II Congreso de Intelectuales Antifascistas que provocó no pocos revuelos), y los terminó a finales del 39 en Glasgow (Escocia), sin saber que había iniciado un exilio del que ya nunca regresaría.
Se compone de 31 poemas nacidos en un contexto de guerra: la Guerra Civil Española (1936-1939) y el inicio de la II Guerra Mundial, que empieza en 1939 y se prolongará hasta 1945. Es un libro sobre la guerra y el exilio, y por su relación con el país, es el libro más español del autor, como demuestra Luis Antonio de Villena.
El tema de España presenta una doble vertiente en Cernuda; por un lado, está clara su crítica a la España tradicional, conservadora y represora que identifica con el bando nacional, pero también se revela contra las brutalidades del bando republicano. Como muestra Rivero Taravillo en la biografía del poeta, Cernuda no se sentía muy seguro en la Valencia republicana donde el control comunista se volvió represor y violento. Siguiendo las ideas de Andrés Trapiello, podría decirse que Cernuda formaba parte del grupo de intelectuales y escritores que conformaban la llamada "tercera España", que no se identificaba con los excesos y horrores de ninguno de los dos bandos en contienda, y que se consideraba liberal, cívica, tolerante y moderna. De ahí que en el libro puedan encontrarse poemas que denuncian la situación de España ("A un poeta muerto. (F.G.L.)", "A Larra, con unas violetas", "Elegía española I" o "Impresión de destierro") y otros, que ofrecen una visión idealizada del país ("El ruiseñor sobre la piedra", "Elegía española II", "Resaca en Sansueña", "Atardecer en la catedral" o "Un español habla de su tierra"), donde se muestra una nación creativa, grande y respetada, que asocia con sus grandes logros artísticos del pasado.
El otro gran tema será el del exilio, que en un primer momento se tomará como un exilio temporal, resultado de las circunstancias históricas que le tocó vivir, pues no será hasta años después que Cernuda admita que su exilio será definitivo.
Estilísticamente, Las Nubes supone la introducción definitiva de Cernuda en su etapa de madurez. Tras el cambio que se había producido en Invocaciones (del que ya hemos hablado), y que se percibe aún en los primeros poemas del libro (un exceso de retórica, un gusto por el lenguaje elevado), su estilo se depura. Por un lado, se amplía temáticamente; en Invocaciones, los poemas giraban en torno a conceptos abstractos (la soledad, la belleza, la creación artística...) en un tono íntimo de carácter simbólico. Ahora, como muy bien ha estudiado Luis Antonio de Villena, la realidad cultural, histórica y biográfica de Cernuda entran en su poesía; en cuanto a la expresión, se hace más objetiva, evitando la presencia directa del yo poético.
El poemario indaga aún más en su investigación sobre el Romanticismo, que había iniciado con Bécquer en Donde habite el olvido y había continuado con Hölderlin en Invocaciones. Antes de partir al exilio, Cernuda lee los Cantos de Leopardi, que influirán en su poesía posterior. Su estancia en Inglaterra lo pone en contacto con la importante tradición de poetas románticos ingleses (Keats, Shelley, Coleridge, Wordsworth), de los que le atrae sus intentos por crear un tono coloquial para la poesía, así como la tendencia meditativa y reflexiva; sus lecturas se ampliarán con otros poetas ingleses (T. S. Eliot, Browning), y la huella que la tradición inglesa dejará en su poesía es innegable.
En cuanto al título del libro, es necesario precisar que Cernuda había utilizado la palabra en varias ocasiones; aparece por ejemplo en el poema VII de Donde habite el olvido ("Adolescente fui en días idénticos a nubes"), y en varios pasajes de Invocaciones. Pero su origen hay que buscarlo en el poema en prosa de Baudelaire titulado L'étranger, donde un extranjero es preguntado por las cosas que le interesan y niega que sean la familia, ni los amigos, ni la patria, ni Dios. Entonces le preguntan qué ama, a lo que responde: "Las nubes... las nubes que pasan... allá lejos... allá lejos... ¡las maravillosas nubes!". Esas nubes son símbolo de lo imposible, lo inalcanzable, de aquello que se ve desde lejos sin poder tocarlo.
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