domingo, 13 de enero de 2019

"Égloga, Elegía, Oda" (1927-28)



Tras la reacción de la crítica ante su primer libro, Perfil del aire, Cernuda se encerró en sí mismo y no olvidó jamás la falta de comprensión hacia su obra primeriza, aún de formación, con la que se ensañaron y que como ya hemos comentado fue leída de forma superficial como una imitación de Jorge Guillén y tachada de "poco moderna".

Precisamente esta última afirmación debió ser la que más le molestó y lo animó aún más a fomentar aquello que le criticaban. Siguiendo la máxima que escribió en Historial de un libro ("Aquello que te censuren, cultívalo, porque eso eres tú"), el poeta se entregará a la creación de su obra más clásica, inspirada en modelos renacentistas (Fray de Luis de León y Garcilaso de la Vega), aunque tamizados a través de otros maestros modernos como Mallarmé. Él mismo lo reconoce en Historial de un libro:

"Porque mis versos siguientes fueron, decididamente, aún menos "nuevos" que los anteriores. Mi amor y mi admiración hacia Garcilaso (el poeta español que más querido me es), me llevaron, con alguna adición de Mallarmé, a escribir la 'Égloga' ".

El poemario se compone de cuatro poemas: la "Égloga" fue escrita en julio de 1927, y apareció en el primer número de la revista Carmen que Gerardo Diego empezó a publicar en diciembre de aquel año; la "Elegía", de diciembre, se publicó al año siguiente en el nº 12 de Verso y Prosa y “Homenaje a Fray Luis de León”, de enero de 1928, se dio a conocer en el número 3-4 de Carmen en marzo de ese año; el último poema, “Oda” (que originalmente se llamaba "Oda a George O'Brien") se concluye el 23 de julio de 1928 y quedó inédito hasta la publicación del libro al completo. En 1928, Cernuda tenía la intención de publicar los cuatro poemas en un pequeño volumen titulado Estancias, pero el proyecto editorial quedó abandonado y el libro no aparecerá hasta la primera edición de La realidad y el deseo de 1936, conformando su segunda parte, y con el título ya definitivo de Égloga, Elegía, Oda

Cernuda tiende a ordenar los poemas dentro de sus libros siguiendo el orden cronológico en que fueron escritos; cuando altera este criterio se debe a una causa estética, como explica Emilio Barón, y no debe extrañar que en su disposición final el poema "Homenaje" pase a ocupar la posición inicial, manteniendo luego el orden de escritura de los restantes. El poema que abre el libro funciona como declaración de intenciones, como veremos más adelante, y justifica el papel de Cernuda como poeta y creador; "Égloga", el más apegado al modelo garcilasiano, muestra una naturaleza idealizada y bucólica que presenta puntos en común con ese mundo exterior que aparecía en su libro anterior, aunque es "Elegía" es el que más similitudes comparte con los poemas de Primeras poesías al describir de nuevo un interior en penumbra, débilmente iluminado por una lámpara, donde una única presencia humana adormecida centra su atención. Finalmente, "Oda", que cierra el libro, es el primer poema de Cernuda centrado en una figura humana que no corresponde al yo del poeta, inicio de su exploración erótica que desarrollará en libros posteriores. 

Égloga, elegía, oda es el libro menos autobiográfico del autor, donde la brevedad de las estrofas del poemario anterior da paso a cuatro poemas de gran extensiónEstilísticamente, es el libro más clásico de Cernuda, que recurre al endecasílabo en "Homenaje" y "Elegía", y a la combinación de endecasílabos y heptasílabos en los otros dos por medio de la silva. Es la última vez que el poeta utilizará la rima consonante en su poesía, de la que renegará en su obra posterior. Como él mismo reflexiona en Historial de un libro, estos poemas no fueron más que:

"...ejercicios sobre formas poéticas clásicas [...] sin duda provechosos para mi adiestramiento técnico; pero no dejaba de darme cuenta cómo mucha parte viva  y esencial en mí no hallaba expresión en dichos poemas". 

Aunque se trate del libro menos apreciado por el autor, no deja de representar un eslabón necesario en la evolución estilística de su poesía y un "paso decisivo" a la hora de encontrar "un lenguaje directo y personal", según palabras de Miguel J. Flys.

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