martes, 29 de enero de 2019

"Vivir sin estar viviendo" (1944-1949)


Cernuda comienza la composición de este libro en Cambridge habiendo dejado atrás un Glasgow que detestaba; lo continuó en Londres en sus dos últimos años en el país y lo concluyó en Massachusetts, donde había aceptado un puesto de profesor en la Universidad por mediación de su amiga Concha de Albornoz. De ese modo, de los 31 poemas que lo componen, ocho fueron escritos Cambridge (1944-45), trece en Londres (1945-47) y diez en Estados Unidos (1947-49). Si comparamos con sus libros anteriores, comprobamos que el período no ha sido tan productivo como los anteriores, y que los distintos escenarios de composición no dotan al conjunto de una unidad clara. Es el poemario de madurez más difuso, y el que posee el tono poético más bajo de entre los que escribe en el destierro. 

El motivo podemos encontrarlo en el propio título del libro, Vivir sin estar viviendo, y en el estado de ánimo del poeta por aquel entonces. Cernuda continúa viviendo una existencia aislada, sin apenas amistades profundas, sin amor, y ese encierro en su propia obra y la literatura parece agotarse; como él mismo explica en Historial de un libro:  La lectura, que siempre tuvo para mí un atractivo singular, llegó a aburrirme; [...] Téngase en cuenta que llevaba algunos años de vivir vicariously ["a través de otro"] (a eso alude el título de Vivir sin estar viviendo), y que a veces leía para sustituir la vida que no vivía. [...] La consecuencia de ese vivir es que nada se interpone entre nosotros y la muerte: desnudo el horizonte vital, nada percibía delante sino la muerte". 


Resultado de esa crisis espiritual es el descenso de la inspiración que se descubre en el libro; aunque hay poemas de gran valía, hay cierto agotamiento de los caminos emprendidos en su poemario anterior. El encierro en sí mismo que señalamos en Como quien espera el alba se mantiene, y no hay una nueva apertura a la realidad como en Las Nubes. En ese sentido, no hay avance con respecto a las novedades que presentó en el poemario que le precede; más bien hay una insistencia en los mismos temas, al que se une el paso del tiempo; pero la manera de presentarlos crea un efecto de distanciamiento y de extrañeza. Ni siquiera los breves atisbos de amor (los cuatro poemas que abren el libro, "Cuatro poemas a una sombra") consiguen romper la impresión de repetición y falta de originalidad del libro. 

Los avances estéticos señalados en el libro anterior (el uso del "tú", los encabalgamientos, las frases largas y complejas, la tendencia al prosaísmo) se mantienen sin ninguna novedad en Vivir sin estar viviendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"Birds in the night" (de "Desolación de la Quimera")

"Birds in the night" El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida En esa casa de 8 Great College Street,...