martes, 29 de enero de 2019

"Ser de Sansueña" (de "Vivir sin estar viviendo")


"Ser de Sansueña"

Acaso allí estará, cuatro costados
Bañados en los mares, al centro la meseta
Ardiente y andrajosa. Es ella, la madrastra
Original de tantos, como tú, dolidos
De ella y por ella dolientes.                                          5

Es la tierra imposible, que a su imagen te hizo
Para de sí arrojarte. En ella el hombre
Que otra cosa no pudo, por error naciendo,
Sucumbe de verdad, y como en pago
Ocasional de otros errores inmortales.                          10

Inalterable, en violento claroscuro,
Mírala, piénsala. Árida tierra, cielo fértil,
Con nieves y resoles, riadas y sequías;
Almendros y chumberas, espartos y naranjos
Crecen en ella, ya desierto, ya oasis.                            15

Junto a la iglesia está la casa llana,
Al lado del palacio está la timba,
El alarido ronco junto a la voz serena,
El amor junto al odio, y la caricia junto
A la puñalada. Allí es extremo todo.                              20

La nobleza plebeya, el populacho noble,
La pueblan; dando terratenientes y toreros,
Curas y caballistas, vagos y visionarios,
Guapos y guerrilleros. Tú compatriota,
Bien que ello te repugne, de su fauna.                          25

Las cosas tienen precio. Lo es del poderío
La corrupción, del amor la no correspondencia;
y ser de aquella tierra lo pagas con no serlo
De ninguna: deambular, vacuo y nulo,
Por el mundo, que a Sansueña y sus hijos desconoce.    30

Si en otro tiempo hubiera sido nuestra, 
Cuando gentes extrañas la temían y odiaban,
y mucho era ser de ella; cuando toda
Su sinrazón congénita, ya locura hoy,
Como admirable paradoja se imponía.                           35

Vivieron muerte, sí, pero con gloria
Monstruosa. Hoy la vida morimos
En ajeno rincón. Y mientras tanto
Los gusanos, de ella y su ruina irreparable,
crecen, prosperan.                                                       40

Vivir para ver esto.
Vivir para ser esto.


"Sansueña" es un topónimo que aparece ya en los relatos carolingios en lengua romance para referirse a "Sajonia". El nombre se recoge en muchos libros de caballerías y crónicas, y poco a poco, se irá introduciendo en la literatura castellana a través de los romances para referirse a una población ubicada en la península Ibérica, aunque su localización exacta se desconozca. Más tarde, Fray Luis de León se referirá también a ese espacio mítico, que reconoce como una parte del rey visigodo en su poema Profecía del Tajo. También en la Segunda Parte de El Quijote Cervantes identifica Sansueña con Zaragoza en el pasaje del Retablo de Mease Pedro.

Sea cual sea su origen, está claro que Cernuda se vale del nombre de esta ciudad legendaria para escribir uno de los poemas más crudos que dedica a España. Tras los dedicados a su patria en los que condenaba y lloraba la muerte de sus compatriotas y denunciaba los horrores de la Guerra Civil en Las Nubes, y aquellos más contemplativos centrados en el recuerdo idealizado de su infancia y sus espacios, contemplados con la benevolencia que aporta el destierro y la lejanía en Como quien espera el alba, el poeta da paso al resentimiento y la ira.  

Las coordenadas geográficas sitúan la península bañada por el mar y con la meseta en el centro, "ardiente y andrajosa" (v. 3). La adjetivación connotativa da muestra del subjetivismo con que se presenta a la patria, que "acaso allí estará" (v. 1), como si la indiferencia inicial del poeta pudiera alterar la posición de su tierra. La "amada madre" de Elegía española I es ahora "madrastra" (v. 3) de tantos como el poeta, "dolidos" y "por ella dolientes" (vv. 4-5). Es "tierra imposible" que arroja de sí a aquellos que creó a su imagen (a sus hijos). El hombre que comete la equivocación de nacer en ella encuentra la muerte (vv. 6-10) como castigo por su error. 

El poeta parece enfocar la vista para que fijemos la atención en un punto del territorio al que poco a poco se acerca a través del entorno que le rodea (vv. 11-13): almendros, chumberas, espartos, naranjos (un típico paisaje mediterráneo), que lo mismo puede ser desierto que oasis (v. 15). Describe a continuación los contrastes que se dan en la población: junto a la iglesia está la casa humilde, junto al palacio la casa de juego (vv. 16-17), y esta oposición se extiende a un plano abstracto: el amor junto al odio, la caricia junto a la puñalada (vv. 19-20), como símbolos de los extremos viscerales que se dan en Sansueña (España). 

El juego de contrastes se acentúa con el cruce de atributos que presenta la población  ("nobleza plebeya" y "populacho noble"); todos participan de esa indeterminación ("curas y caballistas", "vagos y visionarios", "guapos y guerrilleros", pares que comienzan por la misma letra) que causa el asco del poeta al reconocerse como uno de ellos (vv. 21-25). En esa sociedad todo tiene un precio y se puede comprar, y ser de Sansueña implica no ser de ninguna parte y vagar por el mundo, como hace el poeta, con la dificultad añadida de que nadie conoce Sansueña fuera de sus fronteras (vv. 26-30).   

Diferente fue la percepción de Sansueña en el pasado, cuando era una gran nación y causaba odio y miedo. A pesar de sus contradicciones, y de las muertes que trajo consigo, era indudable su grandeza (vv. 31-37); aquí se evidencia el discurso sobre la gloria pasada de España, a la que Cernuda vuelve como símbolo de la grandeza espiritual vivida entonces. Como contraste a este pasado mítico, el presente en que se muere en tierra ajena ("en ajeno rincón", v. 38). Los "gusanos" (que también aparecían al final del poema Góngora como símbolo de lo más rastrero de la sociedad) engordan en la decadencia de Sansueña. 

Los dos versos finales, que rompen el equilibrio del poema hasta este momento (ocho estrofas de cinco versos que combinan endecasílabos y alejandrinos)  suponen una síntesis emotiva de los sentimientos que generan en el poeta el declive de España: admite el horror de ver todo esto (en qué se ha convertido su país), y el horror de ser parte de ello, aún más horrible que contemplarlo. 

Es, como comentábamos al principio, un paso más en la reflexión sobre España nacida en el destierro, ahora desde el rencor y la rabia de saber que nada puede hacerse ya por cambiar la cruda realidad.

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