viernes, 11 de enero de 2019

XXI (de "Primeras poesías")

        XXI

         Va la sombra invasora

         despojando el espacio
y la luz fugitiva
             huye a un mundo lejano.
        Surge viva la lámpara
      en la noche desierta,
        defendiendo el recinto
         con sus fuerzas ligeras.

         Solo el azul relámpago,
      que vierte la ventana
            hacia fuera, en el tiempo
   misterioso resbala.
           Cuán vanamente atónita
 resucita de nuevo
   la soledad. ¿Soñar?
        Soñaremos que sueño.
     Es la paz necesaria.
        No se sabe; se olvida.
       Otra noche acunando
esta dicha vacía.


El poema continúa el carácter crepuscular del anterior. Se trata de cinco cuartetas heptasílabas con rima asonante en los versos pares, con rima "a-o" en la primera, "e-a" en la segunda, "a-a" en la tercera, "e-o" en la cuarta e "i-a" en la última. Desde el punto de vista métrico, hay un verso acabado en palabra esdrújula que resta una sílaba en los v. 5, v. 9 y v.13, así como otro acabado en palabras aguda que suma una en v. 15. 

El atardecer del poema XX, de carácter melancólico y modernista, se convierte aquí en una expresiva descripción de las sombras que invaden la tarde. Su llegada se presenta de forma paradójica, como si la negrura fuera la luz que hace remitir el espacio a oscuras. En el poema, es la sombra la que "invade" (cuando lo habitual es que sea la luz la que irrumpa en el entorno en penumbra), haciendo que las luces fugitivas "huyan" (frente a la corriente disipación de las sombras que provoca la llegada de la claridad). Es una manera un tanto expresionista de describir la puesta de sol. 

El único faro en las sombras es la luz de la lámpara "en la noche desierta". Sus "fuerzas ligeras" (la limitada potencia de una bombilla) son la única "defensa" en el espacio cerrado de la casa. Se produce así una inversión con respecto al escenario de poemas anteriores, donde se oponía el exterior vivo, luminoso y activo, al interior en penumbra, pasivo y triste donde se escondía el poeta. Ahora, en cambio, la noche hostil del exterior se ofrece como espacio negativo frente al reducto interior iluminado donde se encuentra el yo lírico. Únicamente un relámpago ocasional altera esa negrura de fuera, y que solo puede ser percibida a través de la ventana, último reducto del contacto entre el interior y el exterior.

Las dos cuartetas finales se centran en los sentimientos que alberga el corazón del poeta en esos momentos de soledad. En esos instantes de reflexión solitaria se hace evidente que "soñar" es la solución que le queda, pero reconoce su inutilidad: "Soñaremos que sueño", afirmación paradójica que pone de relieve la vanidad de su intento. Soñar no le va a servir para librarse de sus preocupaciones y deseos, pero "es la paz necesaria", la forma de descanso a la que el poeta recurre. Por medio del sueño no se alcanza el conocimiento sino el olvido ("no se sabe: se olvida"), pero al menos consigue que su mente se tranquilice por unas horas. Los dos versos finales, rotundos, subrayan la esterilidad de la situación. El poeta no va a lograr nada, solo una "dicha vacía", una satisfacción sin fruto porque solo supone la postergación de sus temores y tristezas que volverán cuando acabe el sueño. El uso del verbo "acunar" es muy acertado por todas las connotaciones que aporta al tema del sueño, así como el contraste final entre el sustantivo y el adjetivo ("dicha" y "vacía"), recurso que Cernuda utiliza en varias ocasiones a lo largo del libro creando imágenes muy sugerentes. Como ha puesto de manifiesto Derek Harris, en este texto no se oculta la burla que el propio poeta dirige hacia sí mismo y su actitud, con ciertas notas de sarcasmo, algo inusual en el poemario.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"Birds in the night" (de "Desolación de la Quimera")

"Birds in the night" El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida En esa casa de 8 Great College Street,...