domingo, 20 de enero de 2019

"Diré cómo nacisteis" (de "Los Placeres Prohibidos")


"Diré cómo nacisteis"

Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos, 
Como nace un deseo sobre torres de espanto, 
Amenazadores barrotes, hiel descolorida, 
Noche petrificada a fuerza de puños, 
Ante todos, incluso el más rebelde,                                      5
Apto solamente en la vida sin muros. 

Corazas infranqueables, lanzas o puñales, 
Todo es bueno si deforma un cuerpo; 
Tu deseo es beber esas hojas lascivas 
O dormir en esa agua acariciadora.                                     10
No importa; 
Ya declaran tu espíritu impuro. 

No importa la pureza, los dones que un destino 
Levantó hacia las aves con manos imperecederas; 
No importa la juventud, sueño más que hombre,                 15
La sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad 
De un régimen caído. 

Placeres prohibidos, planetas terrenales, 
Miembros de mármol con sabor de estío, 
Jugo de esponjas abandonadas por el mar,                          20
Flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre. 

Soledades altivas, coronas derribadas, 
Libertades memorables, manto de juventudes; 
Quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua, 
Es vil como un rey, como sombra de rey                              25
Arrastrándose a los pies de la tierra 
Para conseguir un trozo de vida. 

No sabía los límites impuestos, 
Límites de metal o papel, 
Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,     30
Adonde no llegan realidades vacías, 
Leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos. 

Extender entonces una mano 
Es hallar una montaña que prohíbe, 
Un bosque impenetrable que niega,                                    35
Un mar que traga adolescentes rebeldes. 

Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte, 
Ávidos dientes sin carne todavía, 
Amenazan abriendo sus torrentes, 
De otro lado vosotros, placeres prohibidos,                         40
Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita, 
Tendéis en una mano el misterio. 
Sabor que ninguna amargura corrompe, 
Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan. 

Abajo, estatuas anónimas,                                                45
Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla; 
Una chispa de aquellos placeres 
Brilla en la hora vengativa. 
Su fulgor puede destruir vuestro mundo.

El primer poema del libro establece el tono de todo el poemario. El título se refiere precisamente al origen de esos placeres prohibidos que constituyen la esencia del libro. En la primera estrofa se explica cómo nacen eso deseos a pesar de la oposición de la sociedad, simbolizada en "torres de espanto", "barrotes" y en la "noche petrificada a fuerza de puños", que giran en torno a la idea de opresión, control y agresión. Esos deseos solo pueden darse “en la vida sin muros”, en un mundo donde no halla prohibiciones ni imposiciones. 

La segunda estrofa (vv. 7-12) continúa exponiendo las dificultades que encuentra su pasión: a su alrededor surgen corazas, lanzas, puñales, todos símbolos de violencia que son buenos “si deforma un cuerpo”, es decir, si lo pueden dañar o alterar su disposición. No importa que su inclinación sea acercarse a esos placeres prohibidos (“esas hojas lascivas”, “ese agua acariciadora”) porque de todas formas lo tacharán de “impuro”. La tercera estrofa desarrolla la misma idea: aunque se cuente con pureza, con virtudes que eleven la condición del hombre, con juventud (uno de los valores esenciales para Cernuda), o con la sonrisa, nada de eso puede compensar el ser tachado de impuro.

En el v. 17 aparece la primera referencia al fin de la monarquía (“de un régimen caído”) que dijimos en la introducción que tenía una presencia importante dentro del libro. En el poema aparecen varias referencias a la abdicación de Alfonso XIII, que se utiliza como símbolo negativo de esa sociedad conservadora que se opone a la pasión del poeta. Vuelve a aparecer en el v. 22 ("coronas derribadas") y en los vv. 25-27 ("es vil como un rey, como sombra de un rey, / arrastrándose a los pies de la tierra /para conseguir un trozo de vida".

Se evocan en las dos estrofas siguientes esos placeres prohibidos, descritos a partir de las sugerencias que despiertan, que se enumeran en los vv. 18-23. Especialmente al final, se suceden más rápidamente: "Soledades altivas, coronas derribadas, / Libertades memorables, manto de juventudes". Esos placeres implican la libertad de poder proclamarlos, conseguida por los jóvenes tras la caída del régimen. Hay aquí una sutil estilización de los acontecimientos históricos que acompañaron ese instante de exaltación del poeta. Además, Cernuda se enfrenta a quienes se atrevan a insultar esos placeres, y los compara con la vileza de un rey que se arrastra con mantenerse en el poder (recuérdese las críticas que recibió el monarca por permitir la dictadura de Primo de Rivera). 

Esos placeres no saben de los límites impuestos por la fuerza o la ley ("metal o papel"), pues al tratarse de impulsos primarios nacidos del instinto ("una luz tan alta") no están sujetos a las normas de los hombres "realidades vacías, / leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos" (vv. 31-32). Cuando esos placeres intentan realizarse, alcanzar su objetivo ("extender una mano") se encuentran con la confrontación, la oposición de "una montaña que prohíbe, / un bosque impenetrable que niega / un mar que traga adolescentes rebeldes" (vv. 34-36). 

En las dos estrofas finales se encuentra la solución que Cernuda ofrece al conflicto. Si esas fuerzas represoras de una sociedad tradicional y conservadora atacan ("ávidos dientes sin carne todavía", v. 38), los placeres prohibidos se alzarán por encima de esa vulgar medianía por unos "cielos relampagueantes que aniquilan" (v. 44). Esas normas sin sentido ("preceptos de niebla") que guían a ese mundo intolerante deben temer la fuerza de esos placeres prohibidos, pues con un simple destello, pueden encender la luz de la venganza y con "su fulgor puede destruir vuestro mundo". La actitud combativa de Cernuda es toda una declaración de intenciones de la fuerza y poder de sus deseos.

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