miércoles, 30 de enero de 2019

"Desolación de la Quimera" (1956-1962)


Cernuda empieza a escribir Desolación de la Quimera en México en 1956, y lo concluye en California en 1962. En su estancia mexicana hubo un pequeño paréntesis norteamericano entre 1960 y 1962, cuando enseñó en una Universidad de Los Angeles. A pesar de las ofertas de trabajo, decide volver a México, donde reside hasta el 5 de noviembre de 1963, fecha de su muerte a los 61 años

Este período coincide con el reconocimiento unánime de la crítica. Tras el número dedicado por el grupo Cántico, poco a poco se va redescubriendo al poeta y sus libros escritos en el exilio en su país natal (la edición que circulaba por España de La realidad y el deseo era mexicana); este prestigio creciente culmina con el número especial que la revista valenciana La Caña Gris le dedica en otoño de 1962, y en el que colaboran los poetas de la generación del 50 (José Ángel Valente, José Hierro, Jaime Gil de Biedma, Francisco Brines, José María Castellet, José Olivio Jiménez), que reconocían el magisterio de Cernuda en su poesía. Lógicamente, esto debió llenar de satisfacción al poeta, que siempre había sentido el menosprecio de la crítica y la falta de comprensión hacia su obra.

Uno de los rasgos sobresalientes del poemario es la sensación de final y cumplimiento que domina en sus textos; "Antes de irse", "Del otro lado", "Epílogo", "Despedida" dan testimonio de ello. Parece que Cernuda intuía ya la presencia de la muerte, a pesar de su buena salud y de que no era aún un anciano (empieza a escribir el libro con 54 años). Ese presentimiento de la cercanía del fin le lleva a componer un poemario que repasa sus obsesiones y se detiene a dar las gracias a quien lo merece y a lanzar un último reproche a sus detractores. Hay poemas dedicados a España ("Díptico español"), a la Guerra Civil ("1936"), a los críticos literarios y a la sociedad hipócrita ("Birds in the night", "A mis paisanos") a los cuerpos jóvenes que aún atraen su atención ("Despedida"), a poemas anteriores de su larga producción ("Epílogo" se relaciona con la serie Poemas para un cuerpo, "Pregunta vieja, vieja respuesta" con Donde habite olvido), y a los amigos que ya no viven ("Amigos: Enrique Asúnsolo", "Otra vez, con sentimiento"). Continúa la serie de poemas de contenido histórico y también canciones siguiendo el modelo que retomó en Con las horas contadas. Luis Antonio de Villena subraya el culturalismo como uno de los rasgos más definitorios del libro; Cernuda, desde Las Nubes, había empezado a tratar temas íntimos y personales que presentaba a través de un correlato objetivo sacado de la literatura, la historia o el arte (piénsese por ejemplo, en "Góngora"). Este procedimiento se acentúa en Desolación de la Quimera, convirtiéndose en una constante en el libro; así, se aprecia en "Mozart", "Dostoievski y la hermosura física", "Birds in the night", "Ninfa y pastor, por Ticiano", "J.R.J. contempla el crepúsculo", "Luis de Baviera escucha Lohengrin", "El poeta y la bestia", "A propósito de flores" y "Desolación de la Quimera". Maristany además señala que la poesía final de Cernuda está llena de citas veladas de otros poetas, cuyos versos adapta en el interior de suyos, dándoles nueva vida. 

Tal y como concluye Luis Antonio de Villena en su estudio del poemario, Desolación de la Quimera es el canto de cisne de Cernuda, el quinto hito en su producción tras esas cuatro obras maestras que son Los placeres prohibidos, Invocaciones, Las Nubes y Como quien espera el alba.

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